— ¿Cuánto porno consumís?
Algunos todavía no habían tomado asiento.
Otros estaban a medio sentarse. Unos cuantos todavía permanecían de pie
haciéndose los remolones.
La pregunta, como no podía ser de otro
modo, ha cogido desarmado al grupo y, como no podía ser de otro modo, todos han
canalizado su incomodidad mediante la risa.
Y eso que les he preguntado igual que el
día anterior lo había hecho con el tema del presupuesto que tenían para comprar
ropa, con la misma naturalidad y con la misma intención.
En realidad, hasta podría decir que no se
distinguen en nada y que son la misma pregunta.
Una única pregunta.
Conforme se han ido sofocando las risas
todos han empezado a deliberar la respuesta, unos a conciencia, otros con
escaso ímpetu, puesto que han visto que estaba hablándoles en serio y nadie
quería responder nada que los comprometiera, no querían hacerlo antes que el
compañero y, tal vez, no les apetecía contestar y punto. Fuese por lo que
fuese, lo innegable es que el aula ha pasado de las risas a colapsarse del
ruido de los engranajes del cerebro indagando las palabras más acertadas a
liberar. Y todo, delatándose a sí mismos, sin reparar en ello eso sí, como
consumidores habituales de porno. Porque perfectamente podían haber respondido
que no tenían ninguna relación con eso, que no veían nada, que apenas sabían lo
que era el porno.
En cambio, se delataron a sí mismos sin
reparar en lo que hacían.
—No os puede ruborizar un tema así, a
estas alturas no y menos con todo lo que hemos tratado ya —he procurado
animarles advirtiendo que seguían sin ganas de pronunciarse.
Sin éxito.
Ni siquiera Jacobo, el experto y el único
del que ya conocía su respuesta, parecía estar dispuesto a decir nada.
—No es que nos de corte pero nos has
pillado desprevenidos. Nos estábamos sentando aún —ha atinado a decir Marisa.
—Bueno, en tu caso creo recordar que no
eres muy dada a ver películas de este tipo —le he dicho, aprovechando que había
roto el hielo.
—Pues no, la verdad es que no. De joven
era un poco complicado comprar revistas de esa clase, más que nada por el mal
rato que te hacía pasar el del kiosko. Y eso para los chicos. Para una chica
sencillamente comprar una revista guarra era impensable —ha contestado ella sin
sentirse acorralada en absoluto.
— ¿Y en la actualidad? Ahora no hay
necesidad de comprar nada —le he planteado.
—Pero ahora ya soy mayor —ha contestado
ella sarcástica.
Yo he movido la cabeza varias veces. Sin
querer se me ha escapado una sonrisa.
Después le he vuelto a preguntar.
—¿De modo que no consideras que el porno
influyese en tu decisión de estar con alguien que, aparte de ser tu profesor,
era muchos años mayor que tú?
Unos instantes de indecisión.
—No sé si capto del todo por dónde vas —ha
respondido ella al fin, bastante azorada, como si la hubiese atacado sin motivo
y sin merecerlo—. Pero bueno, diré que no, que el porno no tuvo nada que ver
con mi decisión. Me parece una pregunta un poco estúpida, que lo sepas. Ya he
dicho, y te lo repito por cuarta o quinta vez, que he visto muy pocas películas
como para que me hayan influido. He visto tan pocas que creo que no me han
influido en nada y las vi hace mucho tiempo. Y además, ¿mi decisión? ¿Fijarse
en alguien y enamorarse de él, aunque sea muchos años mayor que tú, aunque sea
tu profesor, es una decisión? Quiero decir, ¿lo decides por ti mismo, le das
vueltas y te decantas por una u otra cosa, o es algo que sucede sin más? Te lo
pregunto, aunque yo ya sé la respuesta.
— ¿Aunque te fijes y te enamores de
alguien siendo apenas una niña? —he querido agregar yo a su interrogatorio
particular.
—Sí —ha sido su concisa respuesta.
Lo menos que he podido hacer ha sido
devolverle una cálida y grata sonrisa, con la que de paso he querido
disculparme por si en algún momento ha podido sentirse ofendida por mis cuestiones.
Era todo lo que necesitaba escuchar.
— ¿Y qué hay de ti, Silvia? ¿Ves porno
habitualmente? ¿Crees que ha podido influir en algún aspecto de tu vida? —he
continuado sondeando, presuponiendo también cual iba a ser esta contestación.
Silvia se ha puesto roja de repente. Y
creo que el capote que le he brindado no ha hecho sino empeorar las cosas.
—Ya nos contaste que no te gustaba
masturbarte si no es con participación de tu novio así que, a lo mejor, no te
va demasiado —he dicho.
Silvia tan sólo ha acertado a negar en
silencio.
—No, no me va demasiado —se ha limitado a
repetir, teñida de rubor.
—Tampoco estoy diciendo que lo que te pasa
sea a causa del consumo de este tipo de películas, de hecho creo que en tu
caso, aunque consumieses pornografía, no tendría nada que ver una cosa con la
otra, por tanto puedes estar tranquila —he procurado calmarla al reparar en el
mal rato que le estaba haciendo pasar—. Relájate. Por cierto, Marisa y Silvia,
¿cómo vais de lo vuestro?
—Ahí vamos —ha respondido Marisa con
desgana—. Más animada —se ha contradicho inmediatamente después—. Porque estoy
decidida a no volver a verle así que el portazo de la última vez va a ser
decisivo. Pero decisivo del todo, ahora sí.
—Me alegra oírte hablar así. Enhorabuena y
mucha suerte para que llegues a buen puerto. ¿Silvia?
—El otro día estuve con mi amigo. Y nada.
Dudo que mi vida cambie. Podemos volver a llevarnos bien pero ya no es lo que
era. Ni lo es él ni yo ni nada. Supongo que eso es bueno porque con mi novio
también va todo mejor.
—Me alegro mucho. Espero que sigas
aclarando tus ideas. ¿Seguimos en orden de llegada? Julio, tú estabas
preocupado por el tamaño de tu pene, porque considerabas que era pequeño. ¿Ves
porno a menudo?
—Bueno, a menudo, a menudo, no sé… Cada
vez que tengo ganas de… ya sabéis.
—Ya. ¿Y piensas que ese consumo te ha
influido en tu día a día?
—Pues no lo sé. Puede ser. No sé.
—Te lo digo porque normalmente, al menos
en ciertas categorías, los hombres que aparecen en esa clase de películas
suelen estar muy dotados y a lo mejor comparando…
—Sales perdiendo por goleada porque hay
algunos que no es normal lo que les cuelga —se ha inmiscuido Jacobo.
—Eso mismo —le he dado la razón yo, sin
ahondar en matices.
—Hombre, yo perder, perder, no pierdo… —ha
discutido Juanpe, más apesadumbrado que orgulloso.
—Para lo que te vale… —ha dicho Ana.
—Pues no sé. Puede ser que me haya
influido, sí, no sé… —ha dudado Julio.
— ¿Cuándo ha sido la última vez que has
recurrido al porno? —le he vuelto a preguntar.
— ¿La última vez? Buff, no sé…
—Antes de venir —ha bromeado Jacobo.
—Que no todo el mundo es como tú —le ha
espetado Silvia.
—Que sólo lo hago los viernes —le ha
respondido Jacobo.
—Y menos mal que sólo lo haces lo viernes…
—ha continuado diciendo Silvia.
—Venga, dejadle que piense —he procurado
poner orden.
—No sé. Hace un par de días, más o menos
—ha contestado Julio al fin.
—Ya. Y dinos, ¿qué usaste? ¿Revistas,
ordenador, tablet, el móvil? —he querido profundizar.
— ¿El móvil? —ha dicho Marisa muy
sorprendida.
— ¿Cuántos de aquí tienen internet en el
móvil?
Todos.
He mirado a Marisa. Ella también me ha
mirado. Creo que no ha hecho falta nada más para entendernos.
— ¿Cuántos de vosotros ha visto porno a
través del móvil?
5 de 7.
Hasta Javier ha visto cochinadas por el
teléfono.
Salvo las dos chicas y yo mismo, que no
cuento, todos.
— ¿Con que frecuencia usáis el móvil para
buscar contenidos sexuales? —he lanzado al aire la pregunta.
—Este tiene la memoria llena de tías,
segurísimo vamos —ha soltado Silvia.
—Pues no, lista, que eres una lista —se ha
defendido Jacobo—. Es que es como si yo digo que este tiene fotos de rabos, es
injusto.
—Yo no tengo fotos de rabos —ha
argumentado Jordi.
—Vale ya. Venga, contestad, no os andéis
por las ramas ni os ataquéis entre vosotros.
Silencio en la sala.
—Está bien. Hagámoslo de otra manera —he
empezado a decir viendo que mi planteamiento solamente nos llevaba a
enredarnos—. Tal vez sea más sencillo así. Quiero que viajéis mentalmente hasta
la niñez, o hasta la adolescencia, hasta el momento justo, si lo recordáis, en
el que tuvisteis vuestro primer contacto con el sexo y no me refiero al día en
que perdisteis la virginidad, aunque si para alguno de vosotros ese es su
primer contacto pues también me vale. Venga, concentraos y haced memoria. Y
vamos a empezar, como ya es costumbre, por Marisa.
MARISA: Buff, anda que no hace años.
JAVIER: Venga, que tampoco eres una vieja,
mujer.
MARISA: Si tú lo dices… Te lo agradezco.
JACOBO: Huy, huy, aquí hay tema.
JOTA: Demostradme que sois capaces de
concentraros un minuto, por favor.
MARISA: No puedo decirte el momento exacto
pero imagino que las primeras noticias me llegaron a través de mis amigas.
Ellas tonteaban con los chicos y entre nosotras siempre nos contábamos ciertas
cosas, sin pelos ni señales pero sí que hablábamos del tema, con bastante más
inocencia que ahora pero bueno.
JOTA: ¿Crees que ahora se habla de otro
modo de ese tema?
MARISA: Ahora un niño de 10 años sabe más
de lo que yo sabía con 15.
JOTA: Ya. Me parece recordar que nos
dijiste que nunca habías estado con nadie más que el profesor.
MARISA: Así es.
JOTA: ¿Y cuál era tu participación cuando
hablabas de sexo con tus amigas? Quiero decir, ¿qué era lo que podías aportar
si únicamente has mantenido una relación y en aquellas fechas, supongo, era
secreta?
MARISA: Siempre he sido muy reservada para
eso, no te creas, y, bueno, aunque no participaba demasiado, básicamente porque
no podía, no ya por mi relación secreta pues las primeras veces que oí a mis
amigas hablar de sexo tendríamos todas alrededor de los 14, o de los 15, y esa
relación comenzó cuando yo tenía 16, sino porque yo no tenía ni idea de nada, y
mis amigas en realidad tampoco, ¿eh? Pero sí, no era usual que yo colaborase
demasiado pero pasaba desapercibida por mi timidez y por mi discreción.
JOTA: Y una vez comenzara tu relación
tampoco podrías decir nada.
MARISA: Siempre he sido muy discreta, ya
te digo.
JOTA: ¿Y a nadie de tu entorno le ha
extrañado que nunca hayas tenido pareja?
MARISA: Supongo que soy tan discreta que
deben pensar que las he tenido, que no lo he contado y que nadie se ha
enterado.
JOTA: Ya. Es todo un logro pasar
inadvertido en un pueblo pequeño.
MARISA: Ya te digo. De todos modos mis
amigas ya llevan años casadas, son madres y hace mucho que les importa poco mi
vida sentimental.
JOTA: Ya.
MARISA: Así que nada, creo que ese fue mi
primer contacto con el sexo.
JOTA: Si te sientes incómoda con la
pregunta que voy a hacerte ahora no tienes más que decirlo, ¿de acuerdo?
MARISA: De acuerdo.
JOTA: En tu caso, imagino que tu primer
contacto sexual es con el profesor, y ahora sí hablo de perder la virginidad, y
también imagino que te enfrentarías a esa experiencia con las nociones de sexo
aprendidas de tus amigas.
MARISA: Y poco más. Y encima lo que
sabíamos dejaba mucho que desear. Estábamos todas poco más o menos de
informadas pero es que a veces, a menudo, estábamos mal informadas.
JOTA: Ni siquiera con 16 años…
MARISA: Qué va, qué va. Ni idea de nada. Y
aún tardaría.
JOTA: No pretendo que nos cuentes cómo
fue, ya sabes que estoy en contra de los detalles, pero sí que me gustaría
saber si salió todo bien, si no fue algo traumático.
MARISA: Fue bien, sí. Para lo que yo sabía
al respecto, bastante bien. Siempre tuvo mucha paciencia conmigo. En ese
terreno y en todos. Y la primera vez, la verdad es que se portó muy bien. Sin
queja.
JOTA: De manera que tuviste que hacerle
frente a tu primera relación sexual con la escasa información que habías ido
extrayendo de tus amigas, nada más.
MARISA: A ver, en el colegio siempre
estaba la lección de la reproducción, en naturales, que se llamaba naturales
cuando yo era niña, no sé cómo se llamará ahora, pero vamos, que te enseñaban
dos dibujos con los órganos masculinos y los femeninos, sus partes, sus funciones,
pero de sexo... Vamos, es que era tabú.
SILVIA: Es que eso es más biología que
sexo. Eso no es ni educación, vamos.
JOTA: Es educación pero no educación
sexual.
SILVIA: Eso mismo.
JOTA: ¿Cómo te fue a ti, Silvia?
SILVIA: Pues como a Marisa pero creo que
ya sabiendo un poco más.
MARISA: Los tiempos cambian.
SILVIA: Claro. Pero tampoco te creas,
acabas aprendiendo a fuerza de practicar.
JAVIER: Como casi todo en esta vida.
SILVIA: Claro. Porque como ella dice, en
el colegio mucho dibujito y mucho tratar el tema con normalidad, que te decía
el profesor “no os riais que ya sois mayores y este es un tema como cualquier
otro, una función del cuerpo como puede ser comer o caminar” que aun así
siempre había gente que se reía o gente a la que le daba muchísima vergüenza,
pero vamos, lo que es aprender cómo va, pero como va de verdad, ni de coña. La
primera vez que estás con un chico es como cuando te subes al coche para
aprender a conducir: no sabes para qué sirve nada de lo que ves.
JAVIER: Yo recuerdo que hasta que no
fuimos mayores, con 14 o por ahí, no nos hablaron con claridad. Nos pusieron
unos dibujos animados y más o menos nos enteramos de por dónde iban los tiros
porque ya estaba más enfocado al sexo y no a la reproducción, que también, pero
daba la impresión que te decían “esto es el pene y sus partes, esto la vagina y
sus partes, y para reproducirse tienen que unirse. Punto y final”, que te
quedabas como, vale, ya lo pillo, pero ¿y qué más? Porque es que se terminaba
ahí la historia, no te enterabas de más, vamos, es que no te estabas enterando
de nada. Así que es normal que luego, a la hora de la verdad, no estés
preparado.
SILVIA: Es que es como si te dijeran esto
es la boca y sus partes y sirve para comer, sin explicarte cómo se come.
MARISA: Nunca te enseñan eso. Más bien
parece que te estuvieran prohibiendo usarlo.
JAVIER: Esto sirve para reproducirse. Y
ahora qué sabéis para qué sirve, no lo uséis.
MARISA: Pues algo así.
JOTA: Veo que coincidís en ese punto.
Entonces, lo aprendido en el colegio, regular tirando a mal.
JAVIER: Yo ya te digo que a partir de los
14 capté un poco más. Recuerdo que los dibujitos estos eran unos conejos y el
hombre se ponía encima de la mujer y empezaba a moverse, “encima de ella,
despacio, después va un poco más deprisa y por último va a toda velocidad”. Un
cachondeo.
JOTA: Ya me imagino.
JAVIER: Pero no sabías que hacían, ¿eh? El
conejo encima de la coneja, sí, ¿y qué más? ¿Se han quitado la ropa o no? Yo
que sé, mil dudas.
MARISA: Una de mis amigas cuando teníamos,
eso, 14 o 15, pues decía que había algo, no sabía qué, que se hacía por el
ombligo. Porque para algo tenía que estar ahí el ombligo, con ese agujerito,
¿no?
SILVIA: Y si los chicos tienen un palito,
¿a dónde va? Al agujerito. Y si el ombligo tiene un agujerito… Qué bueno.
JAVIER: A mí me dijeron una vez que los
condones eran para que, al hacerlo, no te saliera sangre de… ahí abajo. Que
ahora lo recuerdas y piensas, joder, pues qué mal me tuvo que sentar enterarme
de eso, seguramente se me quitarían las ganas de hacerme mayor y probar nada.
MARISA: Es que eso te pasaba porque no
sabías nada, te creías cualquier cosa porque cualquier cosa te valía. Y vale
que me pasara a mí, que soy de otra época, pero a vosotros…
JOTA: ¿A vosotros también os pasa? Julio,
Joaquín, Jacobo, los demás.
JULIO: ¿El qué?
JOTA: Marisa, Silvia y Javier ya han
participado y ahora os toca a vosotros, de Julio en adelante, hasta llegar a
Juanpe. Y como quiero obtener una respuesta un poco más resolutiva y larga que ¿el
qué? vais a hacerme el favor de concentraros y pensar cual fue vuestro
primer contacto con el sexo, cuando descubristeis que os llamaba la atención,
no sé, cualquier cosa que se os ocurra.
JACOBO: ¿Te refieres a cuándo nos hicimos
la primera pajilla?
JOTA: Podría valer pero si no es mucho
pedir que al menos tú tengas algo distinto que contarnos…
JACOBO: Lo intentaré.
JOTA: Genial. De todas formas, no dejéis
de estar atentos a lo que les voy a preguntar ahora a vuestros compañeros
porque también tendréis que contestar cuando os llegue el turno. Decidme
vosotros tres, vuestro primer contacto con el porno, ¿cuándo sucede?
MARISA: Buff.
SILVIA: No sé decirte…
JAVIER: Una película que me dejó un amigo.
La escondí bien escondida, tanto que muchas veces, cosas de la edad del pavo,
se me olvidaba donde la había metido y para cuando la encontraba y quería
ponerla llegaban mis padres y adiós.
JOTA: ¿Marisa? ¿Silvia? ¿Habéis refrescado
la memoria?
MARISA: Yo no. Pero porque no me acuerdo.
Puede que fuese algún calendario o algo así, porque dudo que fuese una revista.
Creo recordar que era algo más pequeño y también más inocente.
JAVIER: A lo mejor era uno de aquellos
calendarios que tenías que frotarlo con saliva para que se viera lo que
ocultaba.
SILVIA: Nunca he visto ninguno de esos.
JAVIER: Sí, que al final acababa medio
deshecho de tanto frotarlo.
SILVIA: Qué guarros.
JOTA: Marisa, ¿y a qué edad dirías que
esos calendarios cayeron en tus manos?
MARISA: Pues si no sé ni si eran
calendarios así que no sé, no puedo decírtelo porque no me acuerdo.
JOTA: Tranquila. Es una buena señal.
MARISA: ¿Por qué?
JOTA: Ya lo averiguarás. Silvia, ¿tú?
SILVIA: No sé si es fue mi primer contacto
pero recuerdo que una vez hicimos botellón en casa de una de las chicas de la
pandilla porque sus padres se habían ido de vacaciones, tendríamos 15 o 16
años, y teníamos la tele puesta y de repente alguien cambió de canal y nos
encontramos con una peli.
JACOBO: ¿Era buena?
JORDI: Ya ves, tienen una trama…
SILVIA: Era como son todas, yo que sé,
aunque no era demasiado fuerte, no sé, podría decirse que era más erótica que
porno. Lo que sí sé es que al principio nos reíamos pero después como que nos
fuimos callando porque estábamos aprendiendo más en aquel rato que en el
colegio. Fue una buena lección, sinceramente.
JACOBO: Madre mía, estoy yo ahí y me pongo
malo.
JOTA: Jacobo, relax, y ve pensando que
pronto te toca a ti. Javier, supongo que en tu caso fue con la película que te
prestaron.
JAVIER: Sí, sí. Fue con la peli, que la
rayé. Porque ahora te metes en internet y tienes todas las que quieras pero
hace algunos años, tampoco hace tanto, todo eso era mucho más complicado y a lo
mejor uno de los colegas tenía una peli, pasaba de mano en mano y todos los
amigos acababan viéndola.
SILVIA: De mano en mano...
JOTA: Gracias a los tres. Julio, ¿lo
tienes?
JULIO: ¿Cuántas preguntas eran?
JOTA: Dos.
JULIO: ¿Y cuál era la primera?
JOTA: Tu primer contacto con el sexo.
JULIO: Ah. Pues no sé… Diría que conmigo
mismo, ¿no? No sé.
MARISA: Este tiene peor memoria que yo.
SILVIA: Pues si no lo sabes tú, macho…
JOTA: Quizás no tengas que complicarte más
y esa sea la respuesta acertada, Julio. Masturbarse es una forma muy habitual
de adentrarse en el sexo, tal vez la más habitual, y mucho más entre los
chicos.
JULIO: Ya, pues seguramente fuese eso.
JOTA: ¿Recuerdas la edad que tenías?
JULIO: Pues no sé. 11 años, 12. No sé.
JOTA: ¿Recuerdas por qué lo hiciste?
JULIO: ¿Cómo?
JOTA: Como solemos ser unos críos cuando
empezamos a oír hablar de ese tema muchas veces probamos sin saber por qué lo
hacemos, por eso te preguntaba si lo hiciste por comprobar por ti mismo de que
iba, por algo en concreto o por imposición.
JULIO: ¿Por imposición?
JOTA: Sí, si probaste a hacerlo porque tus
amigos también lo hacían. A lo mejor lo hiciste porque te apetecía.
JULIO: Bueno, mis amigos lo hacían pero si
lo hice fue porque me apetecía, claro. No sé.
JOTA: Bien. ¿Y tú primer contacto con el
porno?
JULIO: ¿Te refieres a la primera vez que
vi porno?
JOTA: A eso mismo.
JULIO: Pues igual, ¿no? La primera vez que
me masturbé lo hice viendo porno.
JOTA: Oh. Ya. Claro. Interesante. Muy
interesante. Entonces te masturbaste porque te excitaste viendo una película X.
JULIO: Sí.
JOTA: Interesante. Gracias por tu
testimonio.
JULIO: De nada.
JOTA: Joaquín.
JOAQUÍN: Creo que poco más o menos como
Julio. Tendría 10 o 12 años. Y también fue una… paja.
JOTA: ¿Tu primer contacto con el porno?
JOAQUÍN: Como Julio también.
JOTA: Tu primer contacto con el sexo y tu
primer contacto con el porno coinciden.
JOAQUÍN: Sí.
JOTA: Te hiciste la primera paja viendo
porno.
JOAQUÍN: Sí.
JOTA: Tal vez adelantemos más si
directamente os pregunto cuántos de vosotros empezasteis en el sexo
masturbándoos y viendo películas X. A ver, a partir de Joaquín, levantad la
mano, por favor. Jacobo, qué sorpresa. Jordi, Javier y Juanpe.
JAVIER: Yo no es que me masturbara viendo
porno, probé por probar, porque cuando estábamos en la calle jugando al futbol
siempre se nos agregaba un chaval que era un poco más mayor que nosotros y
siempre estaba soltando cosas que no entendíamos pero que giraban en torno a lo
mismo. Un día vi que hacia un gesto raro con el puño, dijo algo de las pajas,
uní esos datos a los que yo ya tenía y decidí probar. Pero vamos, que sí, que
empecé conmigo mismo.
JOTA: Vale, gracias por la aclaración.
ANA: Yo también empecé con el porno.
JACOBO: ¡Toma ya!
SILVIA: Eres una cajita de sorpresas.
ANA: ¿Qué pasa? Las tías también tenemos
derecho a ver porno, ¿o no?
JOTA: Por supuesto. Aquí nadie dice lo
contrario. Pero ya has visto que nos ha chocado un poco, no hemos fingido.
¿Serías tan amable de contarnos tu historia?
ANA: Ah, no, no, ni de coña, vamos.
Demasiado he dicho ya.
JOTA: Dudo mucho que tengas más
oportunidades para exponer todo lo que se te ocurra, o por lo menos no tan
buenas, así que aprovéchalas. Mira, vamos a seguir en orden y cuando lleguemos
a ti, nos cuentas, ¿te parece?
ANA: No sé. Ya veré.
SILVIA: Venimos para hablar no para
cruzarnos de brazos y tontear.
ANA: Pero, ¿quién tontea, tía? ¿Qué coño
dices?
JOTA: Vale, vale, suficiente. ¿Por dónde
íbamos?
JACOBO: Me tocaba a mí.
ANA: No es así, es tú te tocas.
JOTA: He dicho que ya vale. Jacobo.
JACOBO: Bueno, ya sabéis todos que soy
aficionado al porno.
SILVIA: Yo diría que eres algo más que
aficionado.
JACOBO: Bueno, lo que sea. El caso es que
no voy a negar que desde siempre me haya atraído ese tipo de cine.
SILVIA: Por llamarlo algo.
JACOBO: Y al igual que mis compañeros
reconozco que mi primera experiencia, o contacto, o como lo llaméis, fue
conmigo mismo, dándole a la manivela, vamos. Y con porno, claro.
JOTA: Ya que no lo niegas y hablas
abiertamente de tu afición voy a preguntarte algo que me corroe desde hace
tiempo. ¿Te limitas a ver ese género de cine en la televisión o usas otros
métodos?
JACOBO: Casi siempre uso la tele, sí.
Solía usar cintas de vídeo viejas que había por casa aunque aún me cuesta creer
que fuesen de mi padre… Luego pasé a los dvds que me grababan mis amigos,
tampoco sé cómo lo hacían. Después pusimos televisión por satélite y teníamos
un canal porno las 24 horas. Ahí fue cuando me enganché. Y hasta ahora.
JOTA: Eres de pantalla grande entonces.
JACOBO: Sí, bueno, no sé…
JOTA: ¿También has usado ordenadores,
móviles, tablets o qué? Te he visto titubear.
JACOBO: He titubeado porque he usado todo
eso para ver porno. Lo he hecho y lo hago, vamos. Estás en el ordenador y al
apretón, que quieras que no, te da y acabas buscando guarradas. Y lo mismo con
el tablet. Pero sí que es verdad que soy más de pantalla grande, que me quedo
con la tele.
JOTA: ¿Y qué pasa con el teléfono?
JACOBO: Pues alguna ha caído también, no
voy a negarlo.
JOTA: Tú atacas por todos los frentes.
JACOBO: ¿Para qué voy a negarlo? Si ya
saben cómo soy.
JOTA: No pasa nada, es un gesto de
valentía admitirlo. Gracias por colaborar. Pasamos a Jordi.
JORDI: Yo he levantado la mano porque como
todos, o como casi todos, también lo primero que hice, sexualmente hablando,
fue una pajilla. Pero si he de ser completamente sincero, mis primeros
contactos, aunque fueron más un juego de niños que otra cosa, se remontan a
mucho más atrás. La primera vez que me toqué tendría 13 o así y lo que voy a
contar pasó antes, con 8 o 9 años.
JOTA: Adelante.
JORDI: Nunca he sido muy precoz, ni en el
sexo ni en nada, y la verdad es que conforme pasan los años me alegro que haya
sido así porque te das cuenta de que si ciertas cosas hubiesen sucedido antes
no habrías estado preparado. O eso opino yo. El caso es que cuando teníamos 8 o
9 años algunos de mis amigos ya sabían cómo iba todo eso del sexo, como se
follaba, las cosas que te hacían las tías y las que les podías hacer tú a
ellas… O eso pensaban ellos. Y yo, que como digo no era ni muy precoz ni muy
espabilado, en nada, aunque a decir verdad todo era fruto de un desinterés creo
que sano, me contagiaba de todo lo que decían y de sus “lecciones”. No sé
cuántas veces pasaría lo que voy a contar, ni siquiera sé si pasaría más de una
vez, yo no fui testigo más que de una. Estábamos tres de los cinco o seis que
nos solíamos juntar en casa de uno de ellos, el más espabilado, en todo, y
estábamos aburridos sin saber qué hacer cuando de repente ese chico planteó
algo: ¿por qué no follamos? Yo ya había escuchado esa palabra
pero todavía no sabía bien que significaba, es más, durante un tiempo pensaba
que ligar y follar era lo mismo, así que ya
podéis imaginar lo puesto que estaba. Otro amigo le respondió que vale, que sí,
que se animaba a follar. A “follar”. Aunque bueno, yo, que me dediqué en
exclusiva a observar lo que hacían ellos, debo decir que porque éramos unos
macacos y se nos iba la fuerza por la boca y no teníamos ni puta idea de nada
sino esa tarde esos dos se dan por el culo.
JAVIER: Joder.
SILVIA: Tan pequeños y ya hechos unos
guarros. Si es que no tenéis arreglo.
JOTA: Y dices que tú solamente mirabas.
JORDI: Sí, sí, yo siempre he sido muy
tímido, no me llegué ni a desabrochar la bragueta, casi ni los miraba. Me
usaron un poco para vigilar por si venía alguien. No recuerdo mucho más pero no
he podido olvidar la imagen de uno de ellos a cuatro patas y el otro yendo por
detrás diciendo es que por el culo es muy difícil, como si fuera un
experto. Repito, teníamos 8 o 9 años…
JOTA: ¿Te excitó esa experiencia?
JORDI: No, no, no. Nada de nada. Para
cuando di mis primeros pasos en serio ya casi no me acordaba de eso y eso que,
bueno, viví otros momentos parecidos…
JOTA: ¿Con otros chicos?
JORDI: Siempre con chicos. Es que no sé
los demás pero cuando yo tenía 14, 15, 16 años, era habitual que quedásemos, o
que quedasen, para pasar la tarde… bueno, ya sabéis… como aquí el amigo Jacobo.
JOTA: Te refieres a que tus amigos se reunían
para masturbarse.
JORDI: Sí. A lo mejor quedabas para otra
cosa, ¿no? estudiar, hacer deberes o un trabajo, jugar a la consola, y raro era
el día que no acababas con el pantalón por los tobillos.
JAVIER: Madre mía.
SILVIA: Unos guarros todos, no te digo.
ANA: Es que los tíos son así.
JOTA: Dos apuntes: entiendo que tú no
participabas de manera activa en esas reuniones y, dos, ¿cada uno se lo hacía a
sí mismo o…?
JORDÍ: Cada uno a sí mismo, sí, sí. Por lo
menos en las que yo estuve no pasó nada raro.
MARISA: Un montón de chicos tocando la
zambomba ya es bastante raro, te lo aseguro.
JOTA: ¿Algo más que añadir?
JORDI: No. Creo que eso es todo. No sé.
JOTA: ¿Alguna anécdota más?
JORDI: No sé. No. Bueno, me acabo de acordar
de otra con el mismo chaval de la anterior.
JOTA: ¿El espabilado?
JORDI: Ese. Aparte de espabilado siempre
estaba muy salido, todo hay que decirlo.
SILVIA: Pero él y tú y todos.
JORDI: Bueno, el caso es que cuando ya
éramos un poco más mayores, con 17 años, algunas noches hacíamos como ha
contado ella, nos íbamos de fiesta a casa de alguno y siempre acabábamos
poniendo guarradas en la tele y el tío este nunca, nunca, nunca aguantaba sin
sacársela y enseñárnosla.
MARISA: Tenía afán exhibicionista el tío.
JAVIER: O estaba muy orgulloso de ella.
JORDI: No sé pero siempre hacía lo mismo.
Decía que se ponía muy cachondo y ala, picha al aire. No contento con eso,
recuerdo que más de una vez se puso pesado porque decía que tenía que… tocarse,
que no aguataba más, que la peli le había puesto muy caliente y tenía que
aliviarse.
SILVIA: Y se la cascaría delante de todos,
mientras os hinchabais a cubatas.
JORDI: Si por él hubiese sido lo hubiese
hecho allí mismo, pero los demás siempre lo obligábamos a irse al baño, incluso
a la calle, y normalmente se callaba, se le pasaba y todos tan panchos. Nunca
llegó a hacerlo delante de los demás. De hecho, yo nunca lo vi… Bueno, me acaba
de venir a la memoria algo…
JOTA: Vaya, menudo ejercicio mental
estamos haciendo hoy.
JAVIER: Miedo me da.
SILVIA: Y a mí. A ver con qué nos sale
ahora.
JORDI: Estábamos en casa de un amigo que
estaba arreglando algo, una bicicleta o una moto, no lo recuerdo bien, y su
padre siempre había tenido muchas revistas porno, y cuando digo muchas hablo de
sacos y sacos llenos hasta arriba.
JACOBO: Quién las pillara.
SILVIA: Macho, lo tuyo es un no parar.
JACOBO: ¿Qué pasa? Me gusta el porno
antiguo, es mucho más natural que el actual.
MARISA: Míralo, si habla como un entendido
y todo.
JACOBO: Porque es verdad.
JORDI: Yo nunca había ido a casa de aquel
chico pero a mi amigo, el espabilado, le fascinaba ir.
JOTA: No hay que ser muy listo para
adivinar la razón.
JORDI: Claro. Cada vez que iba, el chico
dueño de la casa, y de las revistas, le daba vía libre para que hiciese lo que
quisiera.
JAVIER: A mí tan sólo se me ocurre una
cosa.
JORDI: Y a él también. El caso es que
recuerdo que esa vez, tanto mi amigo, el espabilado, como yo nos sentamos en un
sofá a echarle un ojo a las revistas mientras que el otro continuaba liado con
la bici o lo que fuera que estaba reparando. Yo estaba cortadísimo y las miraba
casi por encima, me horrorizaba empalmarme delante de ellos… Pero mi amigo no
se cortó un pelo.
MARISA: A ver, sorpréndenos.
JORDI: Cuando me quise dar cuenta, el tío
estaba con el pito en la mano, pelándosela como un mono en celo. Y a mi lado,
claro.
JAVIER: ¿Y no te diste cuenta antes?
JORDI: Lo vi cuando lo vi. Yo estaba
mirando las revistas también. Yo que sé.
JACOBO: Joder, pues que silencioso era tu
amigo.
JORDI: Sí. Y acabó y todo, ¿eh?
JOTA: Vale, vale, no es precisa tanta
información. Te agradezco enormemente que nos hayas contando esa historia pero
creo que no hace falta ahondar más. Hemos pillado el trasfondo. Muchas gracias,
Jordi. Javier, tú ya nos has avanzado bastante, no sé si quieres añadir algo
más.
JAVIER: Pues poco más. Lo que ya he dicho
que empecé masturbándome pero que no fue viendo nada sino porque me lo pedía el
cuerpo y que tardé bastante en descubrir el porno; estoy hablando de que la
primera vez sería con 13 o así y si no tenía 16 cuando vi la película esa que
os he contado que escondía… Tardé bastante, la verdad, y tampoco es que luego
haya sido un aficionado acérrimo. Me he visto un vídeo cuando he estado más… a
pan y agua y apaga y vámonos. Nunca me ha interesado más allá de para lo que
es, vamos, para lo que yo creo que es o para lo que yo lo he usado: descargar
cuando no te queda otra y listo.
JOTA: ¿Esa ha sido toda la influencia que
ha ejercido sobre ti?
JAVIER: Diría que sí. Solamente lo he
usado, o lo uso, en ocasiones muy puntuales, así que creo que no ha tenido
mucha importancia en mi vida.
JOTA: Perfecto. Y llegamos a Ana. ¿Estás
preparada?
ANA: Que yo no voy a contar nada.
JOTA: Venga, no empieces a remolonear otra
vez. Si has dado un paso muy importante casi sin proponértelo. ¿Tú sabes lo que
le cuesta a algunas chicas admitir que consumen pornografía?
ANA: Bueno, pero no voy a decir nada más.
Ya he dicho bastante.
JOTA: Entiendo que el primer día alegases
que tus padres te habían obligado a venir en contra de tu voluntad, igual que
entiendo que ese primer día estuvieses más avergonzada, pero lo que ya no cuela
es que hayas vuelto en lugar de decirles a tus padres cualquier patraña para
poder irte a cualquier otro sitio y que te sigas negando a hablar.
ANA: No te entiendo.
JOTA: Pues que el primer día vendrías
obligada pero hoy has venido porque tú has querido.
ANA: Porque yo he querido no, porque me
siguen obligando.
JOTA: Y te han traído hasta el colegio, y
te han metido en el aula agarrándote por una oreja. Anda ya. Venga, que estamos
en familia, no le des más vueltas y di lo que te apetezca.
ANA: Es que no me apetece decir nada.
JOTA: Decías que tú, como la mayoría de
los chicos asistentes, empezaste con el porno.
ANA: Pero no empecé a masturbarme, ¿eh?
Ojo.
JOTA: ¿Ves? Por eso mismo tienes que
participar, porque te da la opción de explicarte y de rectificar. Empezaste con
el porno pero no te masturbaste. ¿Qué empezaste a hacer con el porno entonces?
ANA: Pues empecé a aprender.
JOTA: Aprender.
ANA: Es que si en las clases no te
enseñaban nada…
JOTA: Ya. ¿Estás de acuerdo con tus
compañeros en eso también?
ANA: ¿Con qué?
JOTA: Con que en el colegio te hablan muy
poco de sexo.
ANA: Pues claro.
JOTA: ¿Y realmente el porno supone un buen
método para aprender?
ANA: Es que si no te queda otra…
SILVIA: Siempre están las amigas.
JAVIER: Pero si todas estáis igual…
SILVIA: Eso sí.
JOTA: Pero bueno, siempre hay alguien que
da el primer paso y que más o menos va orientando a los demás, ¿no? Pero si esa
figura no existe en un grupo, es lo que hablamos, ¿qué nos queda?
ANA: El porno.
JOTA: Tu educación sexual es el porno.
ANA: La mía, la de este, la de aquel y la
de todos.
MARISA: Perdona, la mía no.
SILVIA: Ni la mía. Al menos no tiene tanto
peso como en la tuya.
JAVIER: Pero también está presente. Es que
no se libra nadie.
SILVIA: Ya pero…
ANA: Si no hubiese sido por las pelis,
anda que hubiésemos aprendido mucho.
SILVIA: Estaban las amigas.
ANA: Y dale con las amigas. ¿Y si, como
dice él, ninguna de tus amigas hubiese sabido nada? Todas hubieseis tenido que
partir de cero.
JAVIER: O de la base que tuvieseis.
JORDI: Que si no era cero, era uno o dos.
JUANPE: O no era.
JOTA: ¿Te importaría concretar, Juanpe?
JUANPE: Pues que si no podíamos contar con
que nuestros amigos nos diesen pistas de como se hacen las cosas, recurríamos
al porno y, claro, quizás estemos olvidando algo que a mí me parece
trascendental: estamos hablando de cine, o si alguno no quiere llamarlo cine,
cuanto menos está grabado, hay cortes, ensayos, efectos, las personas que salen
son actores, vale que sus guiones no son precisamente para quebrarse la cabeza
pero está actuando al fin y al cabo, son elegidos para actuar delante de una
cámara. Y llega cualquier chavalín de 11 o 12 años, sin puta idea de nada, se
pone una película y lo primero que ve es eso y se está haciendo una idea
equivocada. Dices que lo usaste para aprender, ¿aprender de algo que es
mentira? Que es artificial, que no sabes distinguir lo que es verdad de lo que
es falso…
JOTA: No le voy a restar méritos a Juanpe,
tampoco quiero restármelos yo porque ya había llegado a esta misma conclusión,
pero acabáis de ser testigos de la clave de lo que os pasa. E insisto: es todo
un mérito que Juanpe haya llegado a esa conclusión. Porque estáis obviando algo
muy importante, mucho más que no ser capaces de daros cuenta que el porno es
ficción como puede serlo cualquier otro género cinematográfico. Y es que os
habéis saltado un escalón y de los amigos habéis pasado a las pelis, cuando
debería haber, al menos, otros dos escalones por delante de los amigos, y cuya
ausencia es, como poco, lamentable, triste y de consecuencias tan insólitas
como pueden ser cada una de las historias que he escuchado de cada uno de
vosotros. Uno de esos escalones es el colegio, que como ya habéis dicho ni
trata el tema como desearíais y pasa de puntillas en muchos y muy diversos
aspectos. El otro escalón, tan fundamental como el anterior, son los padres,
que no dejan de ser una víctima más de lo no aprendido en el colegio pero que
terminan aprendiendo por su cuenta, sino no estaríamos aquí ahora mismo. Si
nadie, ni en el colegio ni en casa, nos cuenta cómo funciona el sexo, ¿qué nos
queda?
SILVIA: Los amigos.
JOTA: ¿Y si los amigos están tan verdes
como tú?
ANA: El porno. Pero vamos, que será
mentira y serán actores y todo lo que queráis pero cobran una pasta por hacer
lo que hacen, no van a hacerlo gratis. Ya me gustaría a mí.
SILVIA: Pues te iba a ir bien a ti…
JACOBO: Madre mía, qué calor me ha entrado
de repente…
MARISA: Pero Ana, cariño, si ni siquiera
disfrutas de los polvos de la vida real, ¿cómo vas a querer meterte en eso? A
follar en público.
ANA: ¿He dicho yo que me quiera meter en
eso? Es que le dais la vuelta a las cosas, ¿eh? Por nada del mundo haría esas
cosas, sería incapaz. He dicho que ya me gustaría a mí que me pagaran una pasta
por trabajar, no hacerlo delante de todo el mundo. Y tampoco es follar en
público.
JOTA: Os planteo una cuestión. ¿A cuántos
de vosotros os gustaría dedicaros a ser actor o actriz porno?
A todos los chicos, excepto a Javier.
A ninguna de las chicas, incluida Ana.
JOTA: Supongo que no sólo os atrae la idea
de ganar dinero. Es evidente que el sexo también tendrá un peso importante en
vuestra elección.
JACOBO: Es que aunque no me paguen…
JUANPE: Con tal de conocer tías…
SILVIA: Sí, con tal de mojar el churro…
Vaya panda, de verdad.
JOTA: Bueno, ahora os planteo otra
cuestión. Si una persona os está ofreciendo dinero para que os desnudéis y
practiquéis sexo, aceptáis, os graba, ese vídeo se sube a internet, se os puede
ver desde cualquier punto del planeta y ese vídeo genera beneficios, ¿cómo
podríamos llamar a eso? Y no estoy diciendo que sean lo mismo, aviso.
ANA: No me entero.
MARISA: Pues está bien clarito.
JOTA: ¿Ah sí?
MARISA: Es lo que siempre he pensado yo
sobre eso.
JOTA: Vaya. ¿Entonces qué? ¿Alguien más
aparte de Marisa?
JORDI: Es que me he liado un poco.
¿Podrías repetir lo que has dicho?
JOTA: No, voy a simplificarlo porque
quiero ir al grano. Si una persona paga para tener sexo, ¿cómo se llama a la
persona que se lo ofrece?
JULIO: Puta.
ANA: Joder.
MARISA: Es que es eso. ¿Cómo lo vas a
llamar si no?
ANA: Pero es que no es lo mismo, ¿eh?
Estáis muy equivocados.
JOTA: Yo no he dicho que sea lo mismo.
ANA: Pero ellos sí.
MARISA: Yo si lo digo.
JOTA: Pero yo no. Ahora bien, comparemos
ambos trabajos. A la prostituta, tú, yo, cualquiera, le pagas y consiente tener
sexo contigo a cambio de ese dinero. Un director de cine porno, o cualquiera
que disponga de dinero, elige a una chica, o a varias, a un chico, o a varios,
les ofrece dinero por grabarlos mientras follan y si acceden…
MARISA: Están prostituyéndose.
JAVIER: Es otra manera de hacerlo, sí.
SILVIA: Pues es verdad, macho. No había
caído.
ANA: Pues a mí no me parece que sea lo
mismo. Ni de coña, vamos.
JACOBO: Hombre, no será lo mismo para el
que lo haga gratis.
JUANPE: O para la que lo haga gratis.
JOTA: Que los habrá, tanto ellos como
ellas, pero en general se les paga, aunque no entremos en si se les paga bien o
no, solamente con que reciban dinero a cambio de tener sexo con alguien que no
conocen de nada ya se puede establecer la comparación.
ANA: Pues no estoy de acuerdo.
JORDI: Pero vamos a ver, un tío va a buscar
a una puta, negocian, llegan a un acuerdo, le paga y follan.
JOAQUÍN: Y en el porno es igual.
JORDI: Está claro, joder. Es exactamente
igual.
SILVIA: Igual no, porque encima de que te
estás vendiendo te graban y lo suben en internet para que te vea todo el mundo.
Y dices que no es hacerlo en público. No, es peor porque te puede ver todo
Dios.
ANA: Yo no he dicho nada…
JAVIER: Es que es eso. Cuentas con un
público potencial de millones y millones de personas de todo el mundo. Todo el
mundo acaba viendo como te has vendido… Es lo mismo. La prostitución estará
peor vista o lo que sea pero es lo mismo. Aunque irte de putas, visto lo visto,
al final va a ser algo más discreto…
JOTA: Que conste que no estoy criticando
nada, ni siquiera la prostitución, que es un debate que puede ser muy denso y
apasionante, pero ya veis que casi todos hemos llegado a la misma conclusión.
ANA: Yo no.
SILVIA: Pero por llevar la contraria.
MARISA: Porque le gustaría ser actriz
porno.
JACOBO: Pues le iba a costar adaptarse.
ANA: ¿Qué dices tú de adaptarme?
JACOBO: Pues que si no te gusta follar ni
con los tíos que tú misma eliges…
JUANPE: Imagínate en una peli: llega el
tío, como máximo dos besos y al minuto siguiente, ala…
JOAQUÍN: Pollazo.
JOTA: Joaquín.
JOAQUÍN: Perdón.
JAVIER: Pero tiene razón, no es que haya
muchos preliminares…
ANA: Es que yo no he dicho que quiera ser
actriz ni nada de eso. No sé por qué la habéis tomado conmigo.
JOTA: Nadie la ha tomado contigo, tan sólo
estamos comparando. De todas formas, si en lugar de empezar a hablar del porno
hubiésemos mencionado la prostitución desde el principio, ¿habrías dicho lo
mismo? ¿También habrías dicho que te encantaría ganar tanto dinero como esas
mujeres?
ANA: ¿Cómo quién?
JACOBO: Como las putas, joder.
ANA: Pues claro que no. Es que una cosa es
ser puta y otra hacer porno.
SILVIA: No se ha enterado de nada.
MARISA: Qué generación…
SILVIA: No hay futuro, ¿eh? Ya me puedo
olvidar de tener pensión.
JOTA: Lo que te pasa, Ana, lo que os pasa
a todos, es que os habéis educado con el porno y no sabéis distinguir entre
porno y sexo. Sois los hijos del porno. Todos lo somos. Y solemos confundir
ambas palabras creyendo que tienen el mismo significado y estamos muy
equivocados. Tremendamente equivocados. Tengo pocos años más que vosotros, casi
la misma edad que Silvia y Javier y, aunque sea en solidaridad para con el
resto del grupo, no me voy a desvincular pues supongo que a mí también me
afecta, como ya he dicho. Tampoco puedo, aunque quisiera hacerlo, que no
quiero, porque como acertadamente habéis dicho cuando falla el colegio en una labor
que le corresponde y la responsabilidad recae en unos padres que también lo
pasan por alto sólo quedan los amigos y las películas. Pero llegados a este
punto, ¿sabéis qué? aunque tengamos un amigo, o varios, que saben más que
nosotros y de los que podemos aprender algo, la mayoría de ellos nos lleva
ventaja porque ha conocido el porno antes que nosotros. No hay más, en eso se
basa que él sepa más que nosotros. ¿Qué porcentaje de esos chicos y chicas que
comentan que esto se hace así y lo otro asá, lo hacen por la buena educación
sexual que le han dado sus padres? En el aula somos 10, hemos sido 12 en total
y todos coincidimos en lo mismo: ni tuvimos lecciones en el cole ni charlas
familiares. Alguno hay que aprendió algo de sus amistades pero como afirma
Juanpe, muchas veces es como no saber nada, es más confusión que otra cosa,
está apuntalado con palillos. Os voy a confesar algo: la otra noche soñé con
vosotros, con todos vosotros, y me dio por buscar porno en internet, buscar las
distintas categorías que había… La gran mayoría de vosotros encajáis en una de
esas categorías. Quiero decir, ¿cuántas probabilidades hay de que todo el porno
que habéis consumido desde la adolescencia, o desde la niñez, os haya
convertido en lo que sois? ¿Quién me dice a mí, y a vosotros mismos, que lo
primero que vio Julio no fue una película de tíos con pollas kilométricas, que
existen, doy fe, y que por eso está acomplejado hoy? Tiene muchos puntos para
que su complejo no tenga fundamento pero, ¿y sí se pasó años viendo vídeos
semejantes? ¿Y si sigue haciéndolo hoy día? Lo mismo puede estar sucediéndole a
Joaquín: puede ser que la primera imagen de sexo explícito que vio estuviese
protagonizada por chicas entradas en carnes y que se obsesionara con ellas, que
creciera con eso, creyera que montárselo con gordas era lo normal, empezó a
ponerle o incluso creyó que eso era lo que le ponía sin ponerle en realidad y
hasta hoy. Con Jordi pasa que le ha terminado afectando tanto lo que ha vivido
como las películas que ha visto, o que ve.
JORDI: Pero tío, ¿qué dices? ¿Quién eres
tú para decir la clase de porno que veo yo?
JOTA: ¿Me dejas tu móvil un segundo?
JORDI: Que no te dejo nada.
JOTA: Está bien, como quieras. Pero
entiéndeme, no te molestes, no estoy afirmando nada con rotundidad, no es una
verdad absoluta; tal vez esté totalmente equivocado, ojalá sea así, y no tenga
nada que ver una cosa con la otra y vuestra forma de descubrir el sexo no sea
el germen de lo que sois ahora, de los problemas, o de las dificultades que hoy
os afligen. A lo mejor no es cierto que a Joselu le gustaran las extranjeras
porque sólo veía vídeos de extranjeras o porque sus primeros escarceos estaban
relacionados con extranjeras. No vamos a resolver ese misterio porque Joselu no
está aquí y no va a volver. En cambio, aquí estáis los demás, podéis desmentir
mi teoría si pensáis que es falsa.
JAVIER: No es falsa. O por lo menos yo no
creo que lo sea.
JOTA: El primer apoyo. Tampoco estoy
diciendo que todos me tengáis que apoyar obligatoriamente. Aquí nadie hace nada
a la fuerza.
ANA: Si lo dices por mí, háblame sin
rodeos.
JOTA: Tú lo has querido. Voy a decirte sin
rodeos lo que creo que te pasa, el motivo por el que creo que no te gusta el
sexo: te has educado sexualmente con el porno.
ANA: Oh, ¿no me digas? Qué descubrimiento.
Te van a dar un premio Nobel de esos. Eso ya lo has dicho. Se supone que todos
nos hemos educado de la misma manera.
JOTA: He podido decir que os habéis
educado con el porno pero no he dicho que todos, del primero al último de
vosotros, os hayáis educado con él.
ANA: Bueno, lo que tú digas. Entonces, qué
es lo que me pasa, a ver.
JOTA: Ya te lo he dicho, que te educaste
con el porno en vez de educarte en el colegio o con tus padres.
ANA: Y yo ya te he dicho que eso ya lo has
dicho.
JOTA: ¿Y qué pasa con muchas, por no decir
la inmensa mayoría, del cine para adultos?
ANA: No lo sé. ¿Qué es una cochinada?
JOTA: Te lo puedo dar por válido pero no
es la respuesta que buscaba. La inmensa mayoría del porno está hecho por y para
hombres.
ANA: Otro notición.
JOTA: Si ya lo sabías tienes que entender
que si está hecho desde la perspectiva del hombre, todo, hasta el más mínimo
detalle, va a girar en torno a él. Y a sus miembros.
ANA: No sé si te sigo.
JOTA: Que es para ellos, para nosotros,
para los tíos, para que lo pasemos bien nosotros y nuestros penes. He
comprobado que muchos vídeos son vejatorios con las chicas, por no decir
sencillamente que la pornografía en sí es vejatoria para las mujeres, no lo
diré porque no quiero parecer que mi punto de vista es el único y el verdadero,
y no estoy diciendo que sean vejatorios solamente los que pertenecen a esa
categoría, que la hay, sino que todos me lo parecen. Es todo un desligue de
machismo donde, y estoy hablando en general, no digo que todo el porno que
existe sea así, enseñan a la mujer a ser sumisa y a hacer lo que le ordena el
hombre, o los hombres en algunos casos, tratándola como un trozo de carne con
varios agujeros donde insertar cualquier cosa que se nos ocurra, ignorando
cualquier participación de ella más que la de producirle, producirnos, placer a
nosotros. Imagina lo que puede pasar si una chica de, ¿qué edad tenías cuando
empezaste a ver pornografía?
ANA: 12, 13. No sé…
JOTA: Pues imagínate que una chica con 12
o 13 años que en el terreno sexual únicamente va a disponer de la información
que le han suministrado el colegio, sus padres o sus amigas, que como ya hemos
visto hay muchas probabilidades de que esa información sea escasa, nula o poco
acertada, lo primero que recibe como educación sexual, es decir, esto es sexo y
se hace así, y el hombre hace esto y esto y también puede hacer esto otro, y la
mujer tiene que hacer esto y lo otro y lo de más allá y se tiene que poner así
y así, es una película porno; imagínate a esa chica como un papel en blanco
cuyos primeros trazos son dibujados por algo que es mentira, que es cine, que
hay una manipulación, un montaje, y que, para colmo, se hace denigrando el
papel de la mujer en algo que es una cualidad común de los humanos, tanto del
hombre como de la mujer; imagínate que esa chica asume que el sexo es eso y
que, naturalmente, se hace como le ha mostrado esa película y siempre debe
hacerlo así. No creo que te cueste imaginar que cuando llegue la hora de tener
relaciones sexuales, esa chica va a recurrir a lo que ha aprendido. Y si tuvo
la suerte de dar con una peli tierna, romántica, donde la pareja se trata de
igual a igual… Pero ese estilo escasea, créeme, de hecho yo no he sido capaz de
dar con ningún vídeo así. Ahora, antes de que dejes de imaginar, imagina que tú
eres esa chica y que lo que te inculcó el porno fue que debías acceder a tener
sexo con facilidad, como sucede en el porno, con cualquiera que te gustase,
como sucede en el porno, y que debías hacerlo aunque no te apeteciera porque al
chico de turno sí que le apetecía porque, a fin de cuentas, es lo que sucede en
el porno y es lo que has visto y con lo que te has educado. Y que conste, no
estoy defendiendo que mi planteamiento sea indiscutible, precisamente estamos
aquí para discutir tanto como queráis, pero aunque es sólo una teoría, creo que
concuerda con muchos puntos de tu caso.
MARISA: Como por ejemplo que no disfrutes
teniendo relaciones.
SILVIA: O que digas que el sexo es para
los tíos.
ANA: ¿Me estáis diciendo que no disfruto
por culpa del porno que he visto? ¿En serio?
JOTA: Es una posibilidad, sí. Quizás
vieses que las chicas son muy accesibles con los chicos que salen en esas
películas e imitaste lo que viste. No digo que lo hicieses a propósito, estamos
hablando de algo más profundo y enraizado, de un hábito adquirido que brota sin
que seamos conscientes.
SILVIA: Es que si nunca te ha gustado y
solamente lo haces por agradar al tío, todo está muy claro…
MARISA: Si además no pones muchas pegas
para hacerlo…
ANA: ¿El qué?
JOTA: Es otro de los puntos que
concuerdan. ¿O alguna vez has visto a alguna actriz, que es lo que son,
resistirse a hacer lo que le piden? Y cuando lo hace es porque la peli
pertenece a ese género: forzadas. Pues ahora imagina, y es ya la última vez que
te lo pido, qué puede pasar si te topas con un chico que se ha educado viendo
vídeos y vídeos de forzadas…
JAVIER: Yo lo veo claro. Me encaja todo lo
que dices. Encaja con mi caso, vamos. Me acaba de venir a la mente algo y… Lo
acabo de ver muy claro.
JACOBO: No jodas que creciste viendo
incesto, tío.
JOTA: Dejadle que se explique. Cuéntanos.
JAVIER: Esa película de la que os he
hablado antes, la que había por casa, era original, vamos que tenía su estuche
y todo. Y acabo de acordarme de que dentro había una especie de catálogo y que
también venía un cómic guarro, no era un cómic, no sé cómo se llama,
salían fotos reales y…
JOTA: ¿Una fotonovela?
JAVIER: Eso. Pues venían tres historietas,
tres polvos vamos. Y uno de ellos estaba protagonizado por dos jovencitos, de
18 años según decían, y no aparentaban más, desde luego. Y, bueno, ya podéis
imaginar que lazo familiar los unía…
JACOBO: Lo que yo decía. Incesto.
JOTA: Ni siquiera serían primos de verdad.
JAVIER: Ya, pero eso lo descubres cuando
eres adulto, cuando estás metido hasta las cejas en una relación que no va a
ningún lado. Con tu propia prima…
JOTA: ¿Crees de verdad que esa fotonovela
tuvo algo que ver con lo que vino después?
JAVIER: Totalmente.
Ni siquiera Javier está a salvo. Tan sólo
quedan Marisa y Silvia.
Justo en ese instante me ha dado por
pensar en Lolo.
Un instante después me ha venido a la
memoria algo: maduritas, madres, infidelidad.
Javier tal vez encaje en una sola
categoría pero Lolo, quien me metió a la fuerza es esas dichosas reuniones,
porque yo sí que fui a la fuerza y no Ana, encaja en unas cuantas.
JOTA: ¿Y bien? ¿Alguien quiere decir algo?
¿Alguien más lo tiene tan claro como Javier?
Lentamente, una mano ha sido alzada.
Julio.
JULIO: Supongo que a mí me pasó algo
parecido.
JOTA: Pues cuéntanos.
JULIO: Pero no es algo que me pasase
cuando comencé a ver porno, sino que es algo que todavía me pasa. Y es que no
se puede comparar lo que tiene alguien normal y corriente, cualquier tío de la
calle, con lo que tienen esos actores.
JACOBO: Es que no van a contratar a tíos
que la tengan pequeña.
JULIO: O normal.
JOTA: Existen pero parece ser que no es lo
habitual. Seguramente Julio, al comparar, como él dice, se haría a la idea de
que estaba en desventaja con respecto a esos otros tíos que, como dice Jacobo,
son fichados, precisamente, por el tamaño de sus penes. Y aun así, Julio, no
hay que creerse todo lo que sale en esas pelis, quién te dice a ti que esa
polla que te hace suspirar de envidia es real. Podría estar operada.
SILVIA: ¿Operada?
JOTA: O manipulada de alguna manera, no lo
sé. El caso es que no hay que creerse todo lo que vemos, pues está grabado, ni
siquiera aunque no tenga corte alguno. Y en cuanto veáis un corte, ahí, en ese
punto, tenéis un foco de manipulación gigantesco. ¿O de verdad creéis que todos
los que aguantan una hora dándole que te pego, tanto ellos como ellas están
realmente una hora? Los habrá, por supuesto, pero una de las posibles
manipulaciones que podemos encontrarnos en un corte es esa, que lo que vemos
grabado no se haya grabado del tirón ni en un día. De hecho, es lo más lógico
en el cine, se trabaja por jornadas muy intensas de las que se extrae poco
material válido. Aunque, claro, estamos hablando de un cine mu especial… Tanto
que no sé si considerarlo como tal. En fin, cambiando un poco el rumbo, le voy
a hacer un homenaje a Jaime aunque no esté y de paso tocamos el conflicto de
Juanpe. Esta es una pregunta para las chicas: ¿os gustan grandes?
MARISA: Yo ya me pronuncié.
SILVIA: Me gusta la de mi novio. Si la
tuviese grande, que no estoy diciendo que la tenga pequeña, me gustaría.
JOTA: Y si la tuviese pequeña, me imagino,
que también te gustaría.
SILVIA: Claro. Me gusta porque me gusta
todo de él, porque me gusta él.
MARISA: A mí, en general, como ya dije, es
un tema que me importa poco. Así que diré que me gustan, sin más.
JOTA: Brillante. Gracias Marisa. Silvia.
Ana, ¿tú no dices nada?
ANA: Si ya lo has dicho tú todo.
JOTA: ¿Yo? Aquí habla todo el mundo por
igual y creo que no soy el que lo dice todo.
ANA: No he dicho que seas el que lo dice
todo, digo que para qué voy a decir nada si ya habéis hablado por mí.
JOTA: ¿De verdad que hemos hecho eso? Pues
no me he dado cuenta. Pero mira, ya que lo dices, ahora sí que voy a hacerlo a
propósito. Creo que te gustan grandes porque es lo que has visto.
ANA: ¿Ves? Para qué voy a decir nada…
SILVIA: Pero si te está dando la
oportunidad y la rechazas.
JOTA: También creo que a la hora de la
verdad, y si has llegado a estar con alguien que la haya tenido grande, y
teniendo en cuenta tu experiencia supongo que sí, habrás concluido que no es
para tanto porque, como con cualquier otro chico con un pene de tamaño normal,
fuiste incapaz de pasártelo bien.
ANA: Qué listo eres, lo sabes todo tú,
¿eh? No te hace falta que nadie diga nada, si es que tengo yo razón.
JOTA: Es una opinión.
ANA: Pues es una opinión de mierda.
JOTA: Puede ser. Lo que opino no tiene por
qué ser de sobresaliente, ni siquiera tiene que ser cierto.
MARISA: Pero si has estado con tíos bien
armados y si nunca has logrado disfrutar del sexo…
JAVIER: Blanco y en botella.
JOTA: Lo que acaban de decir ellos también
son opiniones, las suyas, opiniones de mierda quizás. ¿Quieres matizarlas?
ANA: No.
JOTA: Muy bien. Como veas. Pero quiero que
sepas que esto no va de atacarte, ni a ti ni a nadie. Puedo empezar a hablar de
cualquiera que no por eso significa que esté atacándole, es más, os apuntasteis
a estas reuniones solicitando ayuda y no he hecho otra cosa desde el primer día
que procurar facilitárosla aunque tan sólo haya sido escuchándoos, con toda mi
atención, eso tenedlo claro. Ana, ¿te gusta el cine? Seguro que sí. ¿Te crees
todo lo que pasa en las películas de guerra, por escoger un género? No,
¿verdad? Todos esos tiros y esos muertos y esos litros de sangre no son reales,
¿verdad? Pues por qué hemos de creernos lo que pasa en el porno entonces, si es
un género cinematográfico más, ¿no? Nos lo creemos porque están actuando de un
modo un tanto peculiar; para empezar están desnudos y para seguir están
haciendo algo que, no es que deba hacerse en la cama, a oscuras y los sábados
por la noche, no soy tan mojigato, pero si reducimos el sexo a lo que es, una
función natural más como tantas otras tiene el cuerpo humano, el porno se
convierte en algo ridículo. Pensad en cualquier otra cosa que hagamos
cotidianamente. Comer por ejemplo. Pongamos en la misma balanza follar y comer,
tratémoslo como si fuesen funciones semejantes, que lo son, aunque nos cueste
verlo: si no comemos nos morimos, si no procreamos nos extinguimos. ¿Veis? Es
exactamente lo mismo. Bien, imaginad a una pareja, o a un grupo de personas, lo
que se os antoje, alrededor de una mesa, comiendo. ¿Os excita eso?
JACOBO: A éste le excitaría ver zampar a
una de las gordas esas que le ponen burro.
JOAQUÍN: Qué tonto eres.
JAVIER: Es que por mucho que lo quieras
equiparar no se puede.
SILVIA: El sexo excita.
JOTA: ¿Y comer no?
SILVIA: Comer gusta pero excitar, excitar…
JOTA: ¿Comer no te causa satisfacción
entonces? Comes porque sí, sin apetito, sin que te agrade lo que comes, sin
disfrutar, por ejemplo, de comerte un pastel de chocolate, cuando sacias tu
hambre no sientes placer. ¿Es eso? Porque si de verdad me decís que no os gusta
comer, soy yo el que tiene un problema y de los gordos. Y nunca mejor dicho.
JAVIER: A ver, que sí, pero que no es lo
mismo.
JOTA: Pues si no es lo mismo, debería
serlo. Porque como hemos dicho comer y mantener relaciones sexuales son
funciones básicas que todo el mundo hace porque si no las hace se muere.
MARISA: Hombre, si no comes te mueres, sí,
pero si no follas…
JUANPE: Revientas.
JAVIER: Y si revientas te mueres. Pero
estamos hablando de reproducirse, y, vale, hemos aprendido a practicar sexo por
placer, no para que sobreviva la especie, pero si lo enfocamos desde ese punto,
si no nos reproducimos, morimos. Tiene razón, sí.
JOTA: Lo que trato de haceros ver es que
para empezar deberíamos considerar el sexo como un tema más y los primeros que
deberían hacerlo son los profesores o los encargados de condicionar temarios y
demás. Se debería empezar a normalizar desde el colegio. Por supuesto, si ese
primer eslabón estuviese bien formado, el segundo, que son los padres, también
lo estarían porque estarían bien educados y podrían educar de igual modo a sus
descendientes. Como veis sería un bucle perfecto conformado por la sociedad al
completo, lo que nos ahorraría el eslabón que sobra, el que está supliendo algo
que deberíamos recibir sí o sí, una buena educación en general, y una buena
educación sexual en particular. Ese eslabón que está de más es el porno.
SILVIA: Pues menos mal que nunca he visto
demasiado…
MARISA: Lo mismo digo.
SILVIA: Ahora estaríamos bastante peor,
creo yo.
JOTA: Y a pesar de que eso no lo tenéis
fácil para escapar de su influencia. Antes estaban las revistas, y en muchas
ocasiones ni siquiera era asequible hacerse con una. Ahora casi todo el mundo
dispone de varios aparatos conectados a internet desde los cuales puedes ver
contenidos pornográficos aunque no quieras. Son ellos los que te asaltan
a ti. Por eso decía antes lo de los móviles. Por eso te pedí el teléfono,
Jordi, no tenía intención de ofenderte.
JORDI: No me has ofendido. Si tienes
razón. No sé…
JOTA: ¿En qué tengo razón?
JORDI: En todo. Soy hetero pero me siento
atraído por las pollas por todo lo que viví con mis amigos de pequeño. Y sí,
tengo fotos de rabos en el móvil.
JACOBO: Vaya tela.
SILVIA: La gente está fatal.
JOTA: A ver. No os precipitéis. Tened muy
presente que todo es una hipótesis, no tiene por qué haber sucedido como dices,
Jordi, no es un experimento científico probado e irrefutable. Yo no puedo darte
la razón, como tú has hecho conmigo, es más, no sé si tú deberías dármela
porque desconozco si estoy en lo cierto, ¿entiendes? ¿Qué hay posibilidades de
que sea verdad? Creo que sí pero no puedo confirmarlo. Si el colegio nos falló
y nos fallaron nuestros padres, recurrimos a nuestros amigos, que sabían tanto
como nosotros, y al final lo único que nos quedó, nuestro único referente, era
una farsa, una recreación explícita y esclarecedora pero embustera al fin y al
cabo. Y si al menos ese referente pudiese ser considerado como educativo, pleno,
saludable, higiénico, real, todo sería mucho más sencillo, porque estaríamos
reemplazando un eslabón por otro y además lo estaríamos haciendo por nosotros
mismos con lo que eso representa para nuestra independencia personal, pero es
que, amigos míos, estamos ante una burda representación, frente a una película,
que ni es plena, ni saludable, ni higiénica y que, por encima de todo eso, no
es educativa aunque hayamos tenido que aceptarla como tal. Lo que más me
preocupa es la pasmosa sencillez con la que en la actualidad se puede acceder a
la pornografía, como ya he dicho, hasta sin pretenderlo. Estás en internet y te
bombardean sin piedad. Todo está conectado, todos lo estamos, de diversas y
múltiples formas. ¿Qué le cuesta a un niño de 10 años meterse en cualquier
página a ver lo que le dé la gana? Y como digo porno, digo violencia. A menos
que esté vigilado o que su conexión esté filtrada por algún adulto responsable,
el niño verá lo que le apetezca. Porque no es raro que los niños de 10 años
tengan móvil, con lo que le estamos facilitando todavía más las cosas, si ya
era sencillo, toma, te lo ponemos a huevo. Y mira, si ve cochinadas “normales”,
pase, pero imaginad que le da por meterse a ver aberraciones… ¿Qué clase de
adulto será? Y bueno, si no es por el móvil es por tablet o por el portátil,
ese mismo niño puede tener las tres cosas, tampoco es nada excepcional. Tres
ventanas abiertas 24 horas al día para descubrir todo un mundo a su entera
disposición. Con todas estas nuevas tecnologías, en ese sentido, se tiene todo
el porno del mundo al alcance de la mano más a mano que nunca, valga la
redundancia, lo cual resulta, como poco, alarmante. Antes era complicado
comprar una revista, una simple revista, ahora entrar en una web de contenidos
X es un juego de niños. De 10 años, en concreto. No sé lo que habrá podido
aumentar el consumo, vamos, no sé si habrá aumentado pero no me sorprendería
nada porque llevamos internet en el bolsillo, lo usamos a diario, y por tanto
la tentación está ahí y es mucho más fácil caer en ella y caemos mucho antes.
Nos movemos con el porno en la mano, en el bolsillo, en la mochila, por lo que
sí ha aumentado el consumo habrá sido en un porcentaje tan enorme que debe
resultar impresionante. Tal vez también haya descendido la edad en la que
tienen su primer contacto con el sexo, perdón, quería decir con el porno, y
dudo mucho que ese contacto sea sano. A la larga ese niño del que hablo se
acostumbrará a ver guarradas y llegará un momento que estará tan familiarizado
que ni le excitará, el morbo se apagará, se volverá una persona fría, su
sexualidad de atrofiará…
ANA: Ala, ala, qué exagerado eres.
JOTA: Puedo emplear otro término si lo
prefieres. No sé. ¿Cómo llamarías tú a lo que te pasa? ¿O a lo que le pasa a
Joaquín? ¿O a Javier? A cualquiera de ellos, da igual.
ANA: No lo sé. Pero atrofiado no.
JOTA: ¿Averiado?
ANA: Bueno…
SILVIA: Pero si tiene razón. ¿Qué más da
atrofiado que averiado? Es lo mismo.
ANA: Lo será para ti. Atrofiado suena a
monstruito, joder.
JAVIER: ¿Y qué somos? Salvo Silvia y
Marisa…
MARISA: Estás pasando por alto que he
estado saliendo con un jubilado…
JAVIER: Bueno, pues todos menos Silvia, ya
está, todos menos ella podemos considerarnos monstruitos. No hay que discutirle
nada a Jota porque esté diciendo que nuestra vida sexual está atrofiada porque,
¿acaso es mentira que no funciona como debería funcionar? Uno tiene complejo de
inferioridad y el otro de superioridad; a uno sólo le ponen las gordas y al
otro sólo las guiris; uno se mata a pajas aunque tiene novia y al otro le
gustan las pollas aunque es hetero; a ti no te gusta follar y lo haces porque a
los tíos sí les gusta, tú la tienes grande pero follas como si estuvieras en
una peli y yo he dejado preñada a mi prima. Lo dicho, a lo mejor atrofiar y monstruitos son
palabras que no te gustan pero la realidad es que se nos puede
aplicar cualquier sinónimo de esas dos palabras, así que…
ANA: Bueno, que me da lo mismo, que no me
gustan esas palabras. Joder, es que, tanto que criticabais el consumismo, la ropa
y las modas el otro día, esto es igual, todo esto de los móviles y las tablets
y todo eso va a ser lo mismo. Cuando la gente se acostumbre a llevar internet
en todos esos aparatos pues dejará de ver porno. Es la novedad. Ya se pasará.
JOTA: ¿Tú crees?
ANA: Sí.
JOTA: Jacobo ya nos ha desvelado antes su
experiencia. Si hacéis el favor de levantar la mano los demás para saber
cuántos consumen cine para adultos por móviles o tablets.
6 manos.
5 si restamos a Jacobo.
Que vuelven a ser 6 si sumamos a Ana.
SILVIA: Joder, con la niña, y luego le
molesta que nos llamen monstruitos.
JOTA: Nadie os ha llamado eso.
JACOBO: ¿Cómo qué no? Si lo ha dicho ella.
ANA: Era una forma de hablar. Además, ¿no
ves que yo soy otra monstruita?
JOTA: Nadie es un monstruito. Pero
comprenderás que no estamos ante algo que acaba de llegar, no estamos en fase
de adaptación, no, estamos en la fase siguiente, recolectando las consecuencias
de la llegada de esa moda, una moda que se ha establecido, ya hace un tiempo, y
que ha dejado de ser una moda para transformarse en algo esencial.
JAVIER: Es que una moda es algo pasajero.
A ver quién es el valiente que se atreve a quitarnos ahora el móvil…
SILVIA: Era una moda y ya pasó. Ahora es
una costumbre más.
JAVIER: Claro. A ver quién se atreve…
JOTA: Una moda es algo pasajero, Ana, ya
lo has oído. Disponer de tanto aparatito conectado a internet, no. Por
desgracia. ¿Sabes qué ocurre siempre con las modas? Que siempre hay un pionero,
alguien tiene que ser el primero en llevarlo, y ese, por norma general suele
ser incomprendido, criticado y hasta objeto de burlas. Después otros seguirán a
ese pionero y ya no estará solo. Aun así ciertos grupos se reirán de todos
ellos. Un poco más tarde esos mismos grupos acabarán cediendo y se subirán al
carro, desmemoriados ya de lo feo y ridículo que les parecía tal o cual
producto y que se rieron y mofaron del que lo llevaba. Funciona así, esa es la
mecánica de la moda. Pasó con los pañuelos palestinos, que ahora los venden en
cualquier tienda; pasó con las zapatillas de lona, que primero eran de gente
que pertenecían a círculos más alternativos y terminó llevándolas todo el
mundo; pasó también con las gafas de pasta, con ciertos cortes de pelo, con
camisetas de grupos de rock cuyos portadores ignoran la existencia de esos
mismos grupos y seguirá pasando por los siglos de los siglos y con cualquier
cosa que se decida lanzar al mercado. Pero no es lo que ha pasado con los
teléfonos y con el uso de internet generalizado. Una moda, la que sea, llega,
arrasa y se va. Esto ha venido para quedarse y la prueba de que lo ha
conseguido es que hoy estamos todos aquí. Vosotros, yo, todos, somos los
perjudicados, no sé si los primeros, los que estamos sufriendo las secuelas de
que “eso” ha venido para quedarse y que nuestra vida ya nunca volverá a ser
como era.
SILVIA: ¿Y qué podemos hacer para que no
nos afecte?
JOTA: Nada me gustaría más que poder
recetaros algo para que lo compraseis en la farmacia más cercana al salir de
aquí pero me temo que no puedo facilitarnos ningún remedio, ni siquiera algo
casero. En tu caso, Silvia, o en el tuyo, Marisa, creo que ya habéis empezado a
discurrir por el buen camino: lo de una se curaba conversando largo y tendido y
lo de la otra poniendo tierra de por medio. Con respecto a los demás, por una
vez tengo que decir que soy yo el que tiene que decir no sé. Lo
siento en el alma. Os recomendaría que a partir de hoy mismo
redujeseis las horas que pasáis delante de una pantalla, ya sea de tele, de
ordenador o de móvil, y, por supuesto, que abandonaseis por una temporada el
consumo de porno, pero tampoco quiero pediros imposibles. Me conformaría con
que salieseis ahí afuera y fueseis vosotros mismos, actuando como si no
supieses nada de sexo más que lo que vuestros instintos naturales os indican
pero es muy posible que estén…
ANA: Atrofiados.
JOTA: O averiados. Sea como sea sí que me
gustaría que abrieseis vuestra mente y fueseis naturales. Tal vez sea tan
sencillo como eso. Sois adultos y ya sabéis como funciona todo, lo habéis
aprendido con algo tan artificial como el porno, vale, pero habéis aprendido,
que es lo que cuenta, siempre y cuando seáis capaces de no ponerlo en práctica.
JAVIER: ¿En qué quedamos?
SILVIA: Te has liado, macho.
ANA: Normal, llevamos aquí metidos ni se
sabe…
JOTA: Habéis aprendido lo que es el sexo
por el porno. Y aquí habéis aprendido, o al menos eso espero, que el porno no
es lo mismo que el sexo. Practicad pues sexo, no pornografía. Dejaos llevar,
sed coherentes. Julio confía en ti, nadie es perfecto pero tener defectos no
significa tener taras; Joaquín haz un repaso exhaustivo de todo lo vívido con
tu novia y trata de ver si sigues estando enamorado de ella o no pero ten muy
presente que los kilos no tienen nada que ver con el amor; Jacobo, tienes
novia, céntrate en ella, en lo que puedes acariciar, oler, sentir, en lo
auténtico y no en la mentira que te ofrece una pantomima a través de un
cristal; Jordi, plantéate si te gustan las chicas y los chicos o solamente las
chicas, o solamente los chicos, pero decídete y quédate en uno de los lados, no
entre dos tierras. Quizás haber rememorado episodios pasados te haya despejado
y te ayude a elegir; Javier, ya sabes que hay que ponerle solución a ese
embarazo y a esa relación. Las dos cosas son insostenibles y lo sabes. Del
mismo modo que sabes que no te van a faltar chicas y siempre vas a tener a esa
chica al lado, puesto siempre va a ser tu prima. Ánimo; Ana, ¿qué más puedo
decirte? No sé si acudir a estas reuniones te ha sido de utilidad, confío en
que sí, pero en cualquier caso quiero pedirte que te relajes, que frenes y te
tomes todo con más calma. Sal y diviértete, conoce a gente, conoce a chicos,
pero no te acuestes con ellos si no te gustan aunque sea un poquito y, sobre
todo, y si quieres que el sexo llegué un día a gustarte escoge a un chico que
te guste de verdad, conócelo bien, a fondo y luego decide. Estoy convencido que
tu dificultad se solventará. Lo adecuado es que estés a gusto y haciendo lo que
quieras con quien quieras porque tú así lo has decidido, no porque nada ni
nadie te lo haya impuesto; y Juanpe, ya ves que tenerla grande no da la
felicidad. Parece que tenerla normal tampoco. Y es que da lo mismo lo que
tengamos si carecemos de autoestima y estamos guiados por algo absolutamente
frívolo y superficial. Cuando estés con una chica, actúa como eres tú de
verdad, como Juanpe, no como el último actor que hayas visto. La vida, a veces
para bien y otras veces para mal, no es una película, así que, por favor, os
ruego que no actuéis. Sed vosotros mismos. Siempre.
Desconozco si mis palabras han permitido
entrever una despedida. Siempre he odiado despedirme porque, en primer lugar,
me gusta pensar que una despedida no es definitiva, aunque lo sea; en segundo
lugar, nunca sabes con quien te vas a tropezar por mucho que te despidas de él
para siempre.
Sea como sea, no puedo negar que el
silencio que ha inundado el aula ha olido a un hasta que nos volvamos a
ver.
Como mínimo.
Tampoco tengo idea de si los demás han
podido olfatear y llegar a la misma conclusión que yo, tal vez por eso han
guardado silencio, pero como he querido pensar que estaban recapacitando sobre
el extenso discurso que les había soltado no he querido cederle demasiada
importancia.
Odio las despedidas pero odio mucho más no
saber en el momento de decir adiós, o hasta que nos volvamos a ver, así como me
repatea no saber si la despedida será definitiva o no.
Y dentro de lo malo, lo peor no es esa
incertidumbre, sino encontrarte con alguien que no deseas cuando creías que
nunca más ibas a cruzarte con él. O con ella.
Y lo peor de lo peor es que no permitan
que te despidas de alguien a quien te gustaría encontrarte pero va a ser
complicado que suceda.
Así que, por si la suerte no me es
favorable…
—Hasta que nos volvamos a ver. Ha sido un
placer. Espero que todo lo que hemos hablado os sea de ayuda. Cuidaos. Muchas
gracias.
SIGUIENTE CAPÍTULO: JOTA último día
SIGUIENTE CAPÍTULO: JOTA último día
No hay comentarios:
Publicar un comentario