viernes, 16 de mayo de 2014

JOTA: último día

Sexo

Podría haberlo escrito con mayúsculas, en negrita y entre exclamaciones, pero ni siquiera le he puesto un punto: no quería deslumbrar ni adornar mediante artificios o embustes, embustes que, por otra parte, nosotros mismos nos hemos ido encargado de fundar, moldear y apuntalar desde hace algunos años para acá; un error al bautizar y forjar un concepto tan imprescindible como inevitable y básico; un fallo que ha pasado desapercibido, que se ha asumido como válido y que a pesar de ser falso podría tomarse a la ligera pero que cuenta con tal calado en nuestras vidas que ya nunca serán lo que fueron. 

Ha anidado en nuestras profundidades a niveles a los que con total seguridad es, como muy poco, complicado descender. Lo de proceder a extirpar, si es que hubiese algún voluntario para librarse de dicha dolencia, se torna pues el doble de difícil.

Lo que vendrá dentro de unos cuantos años, no será difícil, sino imposible de suprimir por estar arraigado a nuestra naturaleza. Todo lo que nos quedará entonces es preguntarnos qué salió mal, cómo no lo vimos venir y qué debimos hacer y no hicimos.

Y es que después de conocer a los asistentes a las reuniones, afectados hasta el tuétano, lo que cabe esperar es que las generaciones venideras no estarán igual de afectadas.

Estarán peor. Mucho peor.

Yo mismo estoy contaminado: con la era que me ha tocado vivir es lógico, si bien no atino a saber si soy de los contaminados graves o si puedo llevar una vida plácida ya que a menudo, y pese a que conseguí realizar una particular investigación rastreando por cientos de páginas especializadas para relacionarlas con los diferentes casos a los que me tenía que enfrentar dos veces por semana, al leer esas cuatro letras, esas cuatro malditas letras, la cabeza se me llena de imágenes que no se ajustan con lo que es en realidad, con lo que termina siendo, con lo que, al menos en mi opinión, debería ser, con lo que ha sido siempre que lo he practicado, con el recuerdo que conservo del sexo, a cada minuto más difuso. 

Para comprender a lo que me estoy refiriendo basta con hacer una sencilla prueba, regresando sobre mis mismos pasos e iniciando una nueva búsqueda en internet.

s-e-x-o

ENTER

El resultado es todo tipo de noticias relacionadas con la biología, la reproducción, la evolución, y en el ámbito más concerniente al ser humano la mayoría de entradas están orientadas a la cotidianeidad, a la salud, al amor y al afecto.

A la educación sexual.

El sexo como un rasgo más de los numerosos que nos definen como seres complejos, inteligentes y poseedores de raciocinio.

En la segunda parte de este ejercicio llega el contraste, y el desconcierto, como ya ocurriera a lo largo de mis pesquisas anteriores. Y puede llegar de una manera un tanto brusca si no se está familiarizado con el medio ni se entrevé por dónde circulan los tiros.

Aviso.

Toca cambiar la anterior palabra escrita en el buscador, sexo, por otra distinta, una que tan sólo tiene una letra más y que se suele asociar mental e automáticamente, incluso me atrevería a decir que entendemos a las dos de un modo fusionado, y que, sin embargo, tiene un significado radicalmente diferente.

Los resultados obtenidos también son diferentes. Y radicales. En ocasiones, muy radicales.

Si se decide completar la búsqueda indagando también en las imágenes advertiremos que las diferencias son considerables, por decirlo con delicadeza: dudo mucho que en esas fotografías exista el afecto, ni hablar ya de amor, por no ir más allá y afirmar que, en ciertas ocasiones, lo que aparece en la pantalla no es ni saludable ni, por supuesto, algo digno de pertenecer al ámbito de la educación.

Por suerte, en ocasiones, todo suele ser falso.

Una mentira más.

La palabra utilizada es porno.

Y si este par de búsquedas proporcionan resultados tan diferentes es porque ambos conceptos son diferentes: no es lo mismo el sexo que el porno. El sexo es algo con lo que convivimos, algo real y tangible, es el origen y la evolución. 

Es la vida.

Y el porno no tiene cabida en la vida real, o no debería tenerla.

Es ficción.

Es como pasar la infancia jugando a indios y vaqueros y, una vez llegada la adultez, seguir creyendo que aún se está jugando e ir por ahí disparando a diestro y siniestro. Y puede resultar una comparación exagerada pero es que ese es precisamente el fallo garrafal que hemos cometido con el cine X: tomar como doctrina un juego, una simulación, una pantomima, adquirir como hábito cotidiano algo que no existe, asumir como auténtico algo que no es más que un montaje.

Y aunque nos envalentonemos clamando al cielo que estamos al tanto, que no se ha descubierto nada nuevo, que me he limitado a recalcar una evidencia, su poso, el del porno, es bastante más denso y tiene una altura mayor de la que en principio se estima. Para muestra, las dificultades para llevar una sexualidad plena sufridas por los participantes de las reuniones que he estado moderando durante estas semanas. Para muestra Lolo, quien debería haberse hecho cargo de estar al frente de esas reuniones pero que, por el contrario, estaba entretenido dando rienda suelta a su fantasía de montárselo con una madurita.

Otro afectado.

Los síntomas son filias tan variadas como sentirse irremediablemente atraído por las obesas, las extranjeras o los miembros de tu propia familia. 

O las maduritas.

O que sencilla y llanamente no te guste el sexo porque sencilla y llanamente no sabes practicarlo porque aprendiste recurriendo a algo, a una mentira, que te educó de manera incorrecta. 

Porque te miraste en un espejo que creías que reflejaba lo que te envolvía cuando en verdad tenía el cristal distorsionado.

Ahora ellos son los distorsionados, los averiados, los atrofiados, los monstruitos. 

Todos los somos.

Parafilias. Confusiones. Carencias. Ignorancias. 

Desinformación.

Y es que por más que sexo y porno únicamente se distancien por una letra y nos cueste distinguirlos a simple reflexión no estamos hablando de lo mismo o por lo menos no deberían tratarse jamás como conceptos gemelos. Muchas personas de mi generación hacia atrás, todos los asistentes a las reuniones entre ellos, y otras cuantas pertenecientes a generaciones posteriores o a la mía propia, Lolo sin ir más lejos, entiende que las dos palabras tienen el mismo significado. Y eso nos lleva a al borde de un precipicio. Y lo cierto es que todavía no sé qué hay tras la caída. Solamente sé que ya las colas con un pie posado sobre el vacío ya son numerosas y que lo serán más. Solamente sé que muchos caerán.

Caeremos.

Sexo, acostarse, hacer el amor, follar, mantener relaciones sexuales, pornoCreen que todo puede englobarse en el mismo saco pero cada término, sexo y porno, pertenece a una familia y deberían situarse en extremos en los que ni se atisbasen el uno al otro como he hecho yo en la primera frase de este párrafo. En cambio, si se ha asumido con semejante facilidad algo que es falso como punto sólido de apoyo, sobre cuántos castillos de naipes no estarán colocados sus pies, los tuyos, los míos.

Se están partiendo la cabeza contra un muro y no son capaces de verlo. 

A cabezazos contra las puertas.

Y no la vemos.

Me incluyo a mí mismo en todo y en todo momento porque personalmente también me costó separar los dos conceptos en cuestión y es por eso mismo por lo que he querido empezar escribiendo sexo en minúsculas, sin resaltar y liberada de la presión del corsé de cualquier signo ortográfico; es mi grano de arena particular para normalizar algo que debería ser tan corriente como cualquier otra cualidad intrínseca a nuestros cuerpos y, si conservo tiempo y energía, me encantaría dedicarme de ahora en adelante a empezar a separar el sexo de la pornografía, aunque sólo sea centrándome en lo primero negando lo segundo, contar hasta diez si es preciso y separar el grano de la paja, quedarme con lo real y obviar la ficción.

Quedarme con el sexo.

A mi favor tengo que decir que no me supuso demasiado esfuerzo darme cuenta de lo inexacto de mi pensamiento, apenas he tardado tres semanas, lo cual no significa que el batacazo, hay posibilidades de que a partir de ahora tenga que sufrir el doble de caídas que el resto, no doliese y atontase. Para llegar a este desenlace me fue de inestimable ayuda que una vieja y sólida amistad me la jugase para traicionarme. A mí y a toda nuestra generación.

Por supuesto, también cuentan con un papel destacado, el más destacado, es el de los asistentes a las reuniones, desde Marisa, que fue la primera en entrar, hasta Juanpe, el último de ellos.

Y hablando de todos… Quizás no sea correcto decir todos puesto que no todos lo apoyaron pero aun así me parece muy relevante, alarmante diría yo, así como desconcertante, que una buena parte de ellos, la mayoría, sí lo hiciera.

A esa mayoría, parece ser, le gustaría ser actor porno.

Pongámonos ahora en la siguiente tesitura.

Dentro de algunos años, en cualquier sitio, cualquiera de ellos tiene un hijo que llegado el momento de decidir una profesión se decantar por seguir los pasos de su papá o de su mamá. Imaginemos, que papá o mamá, o los dos, son actores porno.

Porn Stars.

Tal vez esté precipitándome y la estoy pifiando y tanto a papá como a mamá les encantaría que sus pequeños se dedicasen a lo mismo que ellos. No lo sé. Y, bueno, llegados a este punto, no pretendo ser machista, mi juicio de valor puede ser desacertado pero no deseo caer en el sexismo que para eso ya está el porno, mi intención no es esa en absoluto, pero sí que me atrevo a decir que, al menos en general, los tíos lo tienen bastante mejor en las lides del cine para adultos: es algo inventado por hombres y hecho, en general, para hombres, aunque, por supuesto, haya mujeres que también lo disfruten. Pese a esto, es habitual, así como lógico, que quien más beneficio obtenga de la pornografía sea el hombre puesto que es él quien suele llevar la batuta; quien suele perforar, a veces, demasiadas, sin demasiado tacto, cualquier agujero de la anatomía femenina con cualquier objeto que se les ocurra, aunque la naturaleza, o la industria, no lo haya diseñado para semejante fin ni a uno ni a otro; son ellos quienes escogen, quienes deciden, quienes desvisten, quienes manosean, quienes lamen, quienes relamen, quienes embisten hasta caer rendidos. Son ellos quienes tienen la situación tan controlada, a veces atada de pies y manos, que deciden incluso el instante de caer y el lugar al que quieren caer.

Ellas suelen estar sólo de cuerpo presente.

Me gustaría saber otras opiniones, nada en el mundo me gustaría más, a fin de cuentas esta opinión la he escrito para mí mismo y no es obligatorio que nadie esté de acuerdo conmigo. En algunos pensamientos y opiniones reina la soledad más inmisericorde pero de todos modos siento que algo me obliga, aquí dentro del pecho, a pronunciarme y a decir que no.

Niego aunque conlleve soledad.

No. No me gustaría por nada del mundo que mi hijo o mi hija participasen en ese comercio de la carne, en ese inmenso escaparate de alcance mundial, en esa destreza para chasquear los dedos y al segundo ver apaciguados nuestros ardores, por otra parte, y con frecuencia, infundados.

No. El agua cuando se tiene sed es el bien más valioso, la meta que al alcanzarla baña nuestros cuerpos de felicidad. Pero beber sin tener sed…

No. Y beber otra cosa que no sea agua, pase, pero beber algo que no sea agua cuando ni siquiera se tiene sed…

No.

Reviviré la comparativa que hice en el aula: prostitución y pornografía.

Porque la prostitución podrá ser un trabajo como otro cualquiera, por más que yo sea incapaz de verlo así puesto que creo que siempre debe haber otra alternativa y que la suerte nunca debería ponernos en la encrucijada de tener que dar el paso de vender nuestros cuerpos y que si acaso lo hace, tal vez, nuestra vida no merezca ser vivida, ahora bien, habrá quien lo ejerza con honestidad y con la cabeza alta, y el corazón silenciado, pero tampoco en este caso podemos hablar de estar frente a un par de sinónimos. Puede que se parezcan mucho y que, en esencia, estén relacionados, pero, eso sí, bajo mi punto de vista, las putas realizan su cometido laboral con discreción; sus aventuras y desventuras no son vistas y diseminadas por las pantallas de todo el planeta y eso las honra, sin duda; nunca jamás adquirirán notoriedad, ni falta que les hace y pocas ganas, supongo, les quedarán de ser famosas.

Insisto: no estoy juzgando a nadie que se dedique a esto, ni a chicas ni a chicos. Habrá quien pueda rebatirme que llevado con dignidad es un empleo más, que la vida a veces no te deja otra salida y miles de argumentos más. Yo ya me he pronunciado al respecto. Creo que es una modalidad de esclavitud más antigua que el andar que ha perdurado hasta nuestros tiempos.

Y yo no quiero vivir una vida que me quiere esclavo.

Aun así, de acuerdo, por el momento me mantendré firme en mis convicciones pero puedo llegar a torcer el brazo si es preciso, a lo mejor me cuesta un poco más aceptarlo porque me conozco bien y sé que jamás podría llegar a hacer algo así. A lo mejor todo se deba a un problema de agallas.

O de insensatez.

Y ahora sí ha llegado el momento de juzgar.

Porque a todo el que hace porno ya puede darle con brío y hacerlo con toda la honestidad que quiera y alzar la cabeza tanto como se le estire el cuello porque el corazón no es que lo tenga silenciado, es que lo tiene sordo. Y además lo de no saber el significado de ciertas palabras es para hacérselo mirar...

Porque, a ver, estrella del porno, seas hombre o mujer, si te pagan por follar con gente que no conoces y a la que, por supuesto, no profesas ningún tipo de sentimiento, ¿cómo se le puede llamar a eso? ¿Y si lo haces delante de una cámara que te graba? ¿Y si te ven miles de personas a través de internet desde cualquier esquina de la tierra?

No. No es lo mismo, me dirás. Y yo aceptaré tu respuesta como válida. 

Aunque sean lo mismo.

Porque el porno puede estar cimentado en el mismo terreno que la prostitución pero el al mismo tiempo tiene algo que parece bastar para desentenderse de un término con el que guarda muchas semejanzas: el glamour, la fama, el dinero. 

Otra cosa es que sea un glamour del cual presumir. 

Y por esa razón me decanto por apoyar a las putas en lugar de a las estrellas del cine X. Porque las putas saben que lo son y saben lo que hacen. Los actores de porno parece ser que todavía no lo han entendido.

Nuevamente, me fallan mis agallas, mi insensatez. Supongo…

Y lo siento, juro y perjuro que lo siento, pero es que superior a mí. Me pongo paternalista quizás, peco de sobreprotector, no lo sé, y situando a la misma altura a un chico como a una chica, me niego, o me negaría, en rotundo además, a que mis hijos trabajasen en ese mundillo. En el hipotético caso de ser padre puede que mi profesión no me parezca apropiada para mis hijos por ciertas razones y si llego a verme en esa situación le aconsejaría lo mejor que pudiese y tanto como pudiese pero creo que nunca le diría no quiero que te dediques a lo mismo que yo.

¿Qué clase de personas se te acercarían? ¿Qué querrían de ti: tu personalidad o tu cuerpo? De primeras, creo que está bastante claro, lo obvio es lo que resalta, lo que obtenemos de primeras. En el caso de que fuese un chico, ¿se enamorarían de ti o tan sólo querrían comprobar si la longitud de lo que han visto en la pantalla no está trucada? Será un arrebato de orgullo absurdo pero no me gustaría que quisieran a mi hijo por una sola parte de su cuerpo, excepto si hablamos del corazón. Ni a mi hija tampoco, claro.

Tampoco es que abogue por llegar virgen al matrimonio ni nada de eso pero es que, situándome yo como protagonista, no sé cómo me tomaría empezar a salir con alguien cuyo bagaje sexual ya ha tocado techo, como sería besar una boca que ha estado más ocupada de lo que las de la gente de a pie estarán a lo largo de toda su vida, acariciar una piel magullada de palpamientos, entrar en un cuerpo saciado de por vida para darle algo que ha obtenido anteriormente una y un millón de veces…

Y si en lugar de un hijo fuese una hija…

Dios, debería haber sacado este mismo ejemplo delante de Ana y de paso ponerla contra las cuerdas, acorralarla sin derribarla, plantearle que si de verdad a ella le gustaría dedicarse el porno es probable que también diese el visto bueno para que su hija lo hiciese, para que llegase un día en el que la niñita de sus ojos caminase por la calle tranquilamente, se le arrimase alguien, uno o varios tipos, le ofreciese dinero, se subiese a una furgoneta y se la follase allí mismo, circulando por toda la ciudad, delante de toda la ciudad, siendo vista en vivo y en directo por toda la ciudad.

Lo siento, estoy divagando, lo siento. Me he pasado de la raya. Es culpa mía, o de mis padres, que siempre me inculcaron aquello de no aceptar caramelos de nadie. Es lo más seguro. Seguro que es eso lo que me está pasando.

Pero es que me produce escalofríos pensar en algo así, ya sea hijo o hija ¿No crees que es escalofriante, Ana? ¿O es que te gustaría que a tu hija la rodearan entre varios tíos con erecciones de caballo y la penetraran hasta que perdiera el sentido? ¿Es eso un trabajo digno? Si lo quieres para ti, tampoco te importaría que tus hijos lo hicieran, ¿no? Te lo pregunto porque yo no lo sé. Joder, es que, como decía hablando de la prostitución, siempre tiene que haber otra opción, hay que mirar hasta debajo de las piedras para dar con ella.

Y si no la hay se inventa.

¿Te gustaría ver a tu hija con puños, de plástico o de carne y hueso, insertados en su boca, en su coño, en su culo? ¿O preferirías tener un niño y que fuese él quien inserta su descomunal verga en cualquiera de esos orificios? No me sorprendería que prefirieses tener un hijo. Son las mujeres las que se quedan embarazadas, ¿no? Mejor librarse de ese pormenor, pues es muy diferente que el niño preñe a una que tener una hija y que te la preñen, dónde va a parar.

Si dices que te gustaría ser actriz porno, Ana, supongo que estarías por la labor de que una multitud de hombres no sólo te follara sino que también se corriera sobre ti, en tu cara, embadurnándote hasta que no pudieses abrir los ojos, ¿no? ¿O te gustaría más que se te corrieran dentro? que te hicieran, ¿cómo se llama? un creampie, eso es. A lo mejor te gustaría más eso.

Y también existe la modalidad anal…

Por no hablar de todos esos hombres, muchos, no importan cuantos, siempre son demasiados, que eyaculan en un bol y esperan a que la chica de turno se lo beba.

También pueden acabar directamente dentro de tu boca y se ahorra el presupuesto del bol…

Creampie, pastel de crema. Increíble...

Espero que todas las que consienten que las rellenen como si fueran un pastel tomen la píldora... Ya estoy viendo a toda una generación surgida del porno, nacidos a través del porno, quiero decir por su culpa, a raíz de una chica que se quedó embarazada en un rodaje porque olvidó tomar la píldora, o quizás todo fue debido a un espermatozoide imbatible que venció muros de anticonceptivos, y de ese accidente brotan otros tantos más y se expanden como una pandemia.

Identificar al padre, en según qué casos, iba a ser una labor bastante ardua.

Concebido por un creampie que salió mal. Qué honor, cuánto amor, un hijo deseado sin duda. 

Podría pasar. Cosas más raras se han visto.

Y no es que yo sea el rey de los exquisitos, reitero, porque si por lo menos son ellos los que eligen profesión, perfecto. Si además les gusta lo que hacen, el doble de perfecto. Ahora bien, ¿y si es algo que algo o alguien les impone? ¿Y si lo único que les motiva de su empleo es ganar espuertas de dinero?

Me explico: he visto a chicas con cara de asco haciendo mamadas, notándose a la legua que no le gusta hacerlas o que, algo que creo más probable, no le gusta hacérselas al tío que le han encasquetado o que no le gusta hacerlas como quiere que se la hagan el tío que le han encasquetado, algo que también es bastante probable.

También las hay que una vez han empezado a follar no saben disimular que no están precisamente disfrutando y apenas se molestan en fingir que tienen el chocho reseco sin que les falten motivos para tenerlo así.

No sé con quién me quedo, la verdad, con la que finge y parece estar pasando el mejor rato de su vida o con la que se pasa el polvo con una cara que es un fiel reflejo de lo que le corre por dentro.

En cuanto este tío se me corra donde se le antoje habré ganado unos cuantos billetes. ¡Qué bien me van a venir!

En los dos casos, la hipocresía ha sido llevada hasta un límite que me produce asco. A ellas se les adivinan, no siempre, ciertos escrúpulos que han sido amordazados por un fajo de billetes, y no siempre. A ellos, como mucho y en el peor de los casos, se les atisba algo de timidez, sofocada apenas la chica le enseña las tetas. Eso sí, ellos a veces mantienen un gesto tan impasible que más que follando parece que están recapacitando sobre los misterios e incongruencias de la existencia.

En cuanto me corra me pagas, que tengo prisa.

¿Y qué me dices de lo terribles que son a veces las escenas de sexo anal? ¿En serio te gustaría ser actriz porno, Ana? Habrá a quien le fascine este tipo de sexo, y yo lo respeto, soy un total desconocedor en dicha materia, pero a las chicas que se les ve sufrir es para parar la escena y volverle a preguntar si de verdad quiere continuar y someterse como lo está haciendo. ¿O de verdad les gusta que le dilaten el culo tanto que esos puños de plástico le entren sin necesidad de recurrir a un lubricante?

En esos casos, y sea como sea, tan sólo espero, y deseo, que le hayan pagado bien.

Tendrán que invertir gran parte de ese dinero en farmacia.

Espero que te paguen bien, Ana.

En fin, supongo que no estoy siendo justo con Ana. Acabo de darme cuenta de un pequeño detalle: ella no dijo en ningún momento que quisiese ser actriz porno, pero sí que se pronunció con respecto al dinero que se gana en ese sector, algo que me parece muy relevante. Quién sabe la suerte que va a correr y a donde la va a situar el viento del destino. Tal vez esté afirmando algo que luego tenga que tragarme, ojalá sea así, pero algo me dice que si le ofrecieran la oportunidad de ser una estrella del porno, Ana firmaría.

En cualquier caso, siendo honestos, fueron ellos quienes levantaron la mano, los chicos, todos salvo Javier. Ellos conformarían el elenco de la película, un plantel totalmente masculino.

Creo que Los Hijos del Porno sería un buen título para esa película.

Y en estas palabras no hay ni una pizca de envidia, en ninguna de ellas. Lo prometo. No estoy frustrado porque nunca seré una máquina de follar envidiada por cientos de miles de fans. De tíos, quiero decir. Aunque supongo que debo ser coherente y que también me admiraría alguna que otra tía. El caso es que sé de sobra que no daría la talla por varios y diversos factores. Lo tengo asumido y me sé de memoria mis limitaciones, así que puedo tolerar que me llamen gilipollas, mejor eso que envidioso, y también toleraría que me tachasen de inmaduro, por ejemplo. Pero es que soy así: puedo aguantar un tiempo, el que sea, puede ser un mes o pueden ser 20 años, en un trabajo que no me llene siempre y cuando merezca la pena por un solo motivo.

Pero si no existe ni un solo motivo no podría aguantar ni por el dinero.

Si mi postura está totalmente errada, buscadme debajo de los puentes. Ese será el hogar que el futuro me tiene fijado.

Quizás lo único que me pasa es que estoy demasiado intoxicado por lo acaecido estos días y los problemas de los participantes en las reuniones y la cabeza todavía no me funciona demasiado bien.

Ni la cabeza ni ninguna otra parte de mi cuerpo porque si he de ser sincero hace tiempo que casi no siento cosquilleos del vientre para abajo. Cuando percibo una leve señal de excitación, el sexo y el porno se entremezclan en mi frente y mis pensamientos son una amalgama de coños y pollas, pelotas y tetas, flujos y sudores, que termina provocándome arcadas.

Quizás me esté pasando lo mismo que a Ana y el sexo ha dejado de interesarme. Después de semejante atracón de porno, tendría sentido.

Puto Lolo. Espero que al menos se lo esté pasando bien con Sandra la madurita.

¿Y qué será de Rita? debería llamarla pero, ¿quién soy yo para contarle lo que está haciendo el cerdo de su novio? Porque tengo amistad con ella pero la conocí por él...

De todos modos no está bien que la dejé así, estaría colaborando al engaño. Puede que encuentre solución en internet. Había una categoría pornográfica de infieles si mal no recuerdo pero dudo que vaya a serme de utilidad.

Ahora mismo no sé por dónde sacar la cabeza. Entre lo de Lolo y Rita y lo de llevar días sin empalmarme, estoy pero no estoy.

No sé.




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viernes, 2 de mayo de 2014

JOTA: día 5

Me ha pasado algo raro. Algo muy raro. Es más, me ha pasado algo que nunca antes me había pasado. 

Me ha pasado algo raro de cojones.

Primero me he sentido orgulloso, satisfecho como pocas veces, contento, motivado: la reunión general, la primera, y la única hasta la fecha, había salido tan bien que no he podido hacer otra cosa que sentirme eufórico; no esperaba ni de coña que fuese a salir tan bien, lo confieso, y supongo que tampoco puedo decir que haya sido perfecta, pero el resultado ha sido bastante bueno. O al menos eso creo. 

Y a pesar de la euforia cierto toque de incredulidad no me permitía terminar de disfrutar por completo del momento.

Mi desasosiego comienza, ha comenzado de repente y cuando más dichoso me sentía, al repasar fríamente todo lo acaecido, tanto lo bueno como lo menos bueno. Diría que he repasado punto a punto y coma a coma todo lo dicho. También lo callado. Las dudas me han abordado justo cuando me he metido en la cama, a pocas horas de que concluyera la reunión, justo cuando pretendía dormir.

Algo raro de cojones.

Porque tampoco considero que los aspectos menos buenos, o los malos, hayan sido para tanto, al menos no para importunarme el sueño; ni siquiera lo peor, las “expulsiones voluntarias” de Jaime y Joselu, han significado tanto como para no poder dormir. Quiero pensar que no. No quiero resultar inmaduro ni injusto pero ciertamente ellos son los dos que menos han hecho por integrarse en el grupo. Tampoco mentiría si digo que son los que peor me caen de todos los participantes.

Pero tampoco han sido ellos los culpables de mi insomnio repentino.

Principalmente ha sido a causa de darme cuenta de que todos los casos, o la gran mayoría de ellos, desde que asomaron por el aula hasta el día de hoy, el transcurso de un breve espacio de tiempo a fin de cuentas, habían empeorado, algo de lo que no me había percatado hasta el preciso instante de estar tumbado, mirando al techo, rodeado de oscuridad, con los ojos abiertos, haciendo balance de la jornada de forma inconsciente. 

Todos, o casi todos, habían vivido alguna situación en ese tramo de tiempo que si no les había agravado sí que había redundado en su aflicción, grave de por sí. Es eso lo que me ha hecho darme cuenta de lo jodido que lo tienen todos.

Pintan bastos.

Tal es el calado de sus problemas, hablaré en general para ni centrarme ni descartar a nadie, que ni siquiera se plantean recurrir a la puerta que entre todos, yo entre ellos, estamos construyendo para que se le dé uso. 

Para que salgan. 

Antes no sabían que existía esa puerta. Ahora que ya lo saben da la impresión de que sean incapaces de abrirla; no saben cómo funciona su mecanismo, no saben por qué ni para qué deben abrirla ni que les va a ofrecer atravesarla. 

Y lo peor de todo no es ese desconocimiento. Su desconocimiento.

Lo peor es que sospecho que ni siquiera quieren salir. No quieren agarrar el pomo y girarlo. No quieren ni acercarse a ella. No quieren ni oír hablar de ninguna puerta.

¿Cuál es la razón? No sé. 

Me apostaría el dedo meñique del pie, lo uso en raras ocasiones y normalmente para golpeármelo, a que esa sería su respuesta: no sé. 

Las dos palabras que más he tenido que soportar desde que comencé la andadura de las reuniones.

Y no es una advertencia, ni un grito de auxilio. No están admitiendo que tengan una ignorancia que debe y puede ser resuelta. No. Me temo que no es ese su problema. 

Porque no quieren que esa ignorancia, y otras muchas, de tenerlas, le sean resueltas. No quieren que nadie les ponga ese ladrillo en su pared llena de huecos.

Su problema es que les podrías construir un muro alto, largo y ancho como no haya habido otro a lo largo de la historia de la humanidad y les daría igual. 

No sabrían apreciarlo.

Porque su problema es que todo les da igual. Y si les importa algo de veras, entonces deben ser actores profesionales. Disimulan muy bien. En tal caso, no me importaría admitir que me la han colado hasta el fondo. 

Aunque supongo que no hay nada de actuación en ellos: no abren la puerta porque les da igual, como les daría igual un muro que midiese kilómetros; les importa un carajo que haya puerta, que pinta ahí en medio, cual sea su utilidad y quien la haya colocado; no les importa a donde dé, como les da lo mismo de que material está construida; no saben que no todo aquel con el que se topen les va a facilitar el acceso, como tampoco saben que la vida no trata de cruzar puertas que otros van dejando, gustosos, por el camino.

Desconocen que a menudo no queda otra que trepar y salir, no por puertas, sino por ventanas, y que tantas veces, una vez superado el alféizar, lo que se obtiene es una caída dolorosa y ni de lejos ves una nueva puerta por la que pasar y subsanar los golpes.

Ni tampoco otra ventana en la que encaramarse. 

Mientras avanzas son escasos los recovecos que te encuentras para pasar de un lado a otro. Aun son menos los que los demás te van a ceder. Si es que alguien en algún momento te cede algo.

Les estamos haciendo un favor y no parecen agradecerlo. De nuevo, tal vez no sepan hacerlo. Estamos partiéndonos la jeta en una pelea que es suya y ni siquiera nos van a ir a socorrer si nos ven malheridos. No lo harán. Nunca harían nada por nosotros pues ni siquiera hacen nada por ellos aunque piensen que sí lo hacen.

Si me concentro en otro aspecto quizá lo que pasa es que estoy ante un asunto generacional que nunca podré entender por el mero hecho de ser un poco mayor. Con Marisa, Silvia y Javier fluye otra clase de entendimiento, lo cual me resulta francamente curioso. También podría englobar a Lolo con ellos. Me gusta pensar que me socorrerían en caso de que se lo pidiera. Los demás, creo que no responderían ni suplicándoselo. Teniendo en cuenta que exceptuando a esos tres, cuatro si añado a Lolo, la media de edad es de veintitantos, no me sorprendería que la auténtica razón de su torpeza a la hora de abrir puertas fuese esa.

Su edad. 

Puertas. Nadie les enseñó que eran. Ni que debían hacer si se daban de morros contra una. Nadie les avisó de que abundaban y de que tarde o temprano les tocaría plantarles cara. Lo más triste es que nadie les motivase diciéndoles que detrás, a veces, aguarda la felicidad, el amor, la estabilidad, el progreso. 

La vida.

Y lo peor de lo peor es que creo que si no saben qué coño es una puerta, como se abre y que esconde es porque alguien las ha estado abriendo por ellos desde que nacieron. Alguien se ha estado ocupando de una labor que no le correspondía.

Como no he querido dedicar toda la madrugada al mismo tema, he intercambiado la penumbra por la luz de la pantalla de un ordenador. Y aquí estoy.

Como tampoco quiero centrarme en lo que ya he comentado, me he decantado por abrir una nueva vía y me ha dado por investigar en la red acerca de todos y cada uno de los asistentes a las reuniones, empleando para ello una frase corta y concisa de sus “dificultades sexuales”.

Ese ha sido mi gran error. Y a la vez mi salvación.

Estoy liada con un señor mayor: aparece mayor en lugar de casado pero el resultado es numeroso y parece un tema que se suele tratar en internet, estimo que por aquello de mantener el anonimato en una confesión voluntaria, algo que no acabo de entender del todo.
Me voy a casar y tengo dudas: los resultados aumentan de manera considerable con respecto a la primera búsqueda. De los menos de 100000 anteriores pasan a casi 4 millones. El tema parecer ser muy habitual. Si agrego porque creo que quiero a otra persona los números descienden pero el resultado continúa siendo muy alto, por encima de los 2500000.
Estoy liado con mi prima: 120000 resultados. He dejado embarazada a mi prima 122000: los resultados son similares aunque he de decir que no siempre se ajustan a lo que he pretendido encontrar. Parece que es un asunto muy poco frecuente. Como apunte diré que he dado con más casos de chicas liadas con sus primos que de chicos liados con primas. Supuestamente. Los pocos casos que he descubierto son de gente pidiendo ayuda porque han metido la pata con 14 o 15 años, incluso alguna afirma haber sido violada. No es necesario nada de esto para llegar a la conclusión de que lo que Javier ha hecho nunca debería haber ocurrido.

Siguiendo por el orden de llegada al aula sería el turno de Julio.
La tengo pequeña: 42 millones de resultados.
En este punto se me ha ocurrido probar con la búsqueda contraria.
La tengo grande: algo más de 100 millones. 100 millones de Jaimes. Este es un planeta despiadado.
Tanto el uno como el otro, Julio y Jaime, podrían formar parte de esas búsquedas. Abundan los consultorios online así como las consultas improvisadas en foros que en absoluto son especialistas en dichos temas. Tanto el exceso como el defecto parecen provocar frustración, hasta se podría decir que como el cómputo general de los que la tienen grande es mucho mayor, los que se aquejan de lo mismo que Julio tienen menos problemas, aunque lo más adecuado es situar a los Julios y los Jaimes a la misma altura. Aunque a Jaime le pese.
Sólo me ponen las gordas: número alto de resultados. La mayoría es gente preguntando, y preguntándose, si es normal que se sientan atraídos por chicas gordas. Alguno afirma que le gustan incluso con celulitis. Supongo que sobre gustos… ¡Me cago en las frases hechas!
Me masturbo compulsivamente: parafraseando a Marisa he escrito compulsivamente y he obtenido el resultado más bajo hasta el momento por lo que nadie se masturba tanto como Jacobo o nadie busca información sobre su problema en internet o nadie admite que es un masturbador compulsivo. Si pongo me hago muchas pajas los resultados varían asombrosamente: de apenas 40000 a casi 8 millones. La mayoría son personas, hombres, preguntando, y preguntándose de nuevo, si son masturbadores compulsivos. No sé si para la gente masturbarse y hacerse pajas no es lo mismo o mi método para recabar es erróneo.
Soy un chico hetero pero/me gusta un chico/me atrae un chico/me gustaría ser gay. Empezamos mal. Hay donde elegir pero casi preferiría no tener tanta opción. Si soy más directo y escribo soy un chico hetero pero me gusta chupar doy con gran cantidad de tipos que, como Jordi, aseguran, algunos hombría en ristre, que son heterosexuales pero que se sienten atraídos por los penes. Los resultados oscilan entre los 500000 y los 2500000 según ponga chupar, chuparla, chupar penes, chupar pollas, mamar o mamarla. Mucho anuncio de contacto y algún que otro desesperado. Matizo, heterosexual seguro de su masculina sexualidad buscando con urgencia encontrar chicos gais. Por eso a Jordi le es tan fácil ligar. Ahora lo comprendo.
Me ha costado dar con la pregunta acertada. Finalmente ha sido sólo me ponen las chicas de otras razasObviamente, y por fortuna, no hay demasiados Joselus sueltos por el mundo, por no decir que no he dado con nadie que afirme tener el mismo dilema moral que él. Eso sí, 23 millones de resultados... Mucha gente, de muy distintas razas, asegura sentirse atraído por razas diferentes a la suya sin mencionar si toleran a esas razas más allá del aspecto carnal. Sea como sea, creo, y deseo que así sea, que Joselu es un ejemplar digno de la ciencia: xenófobo y amante de las guiris.

De modo que, unos en mayor medida y otros de manera más discreta, todos los que acuden a las reuniones tienen seres afines en el ciberespacio. Desconozco si serán personas de la misma edad, del mismo estatus social, de la misma educación o si sufrirán la misma incapacidad a la hora de abrir puertas.

Después, ya agotado de tanto dato y de tanto tecleo y, sobre todo, medio cegado por la brillante luz del ordenador, me he ido a dormir.

Y he tenido una pesadilla. O un mal sueño. O, cuanto menos, un sueño peculiar, por decirlo suavemente. Suavemente. No sé si es el calificativo más apropiado para describirlo, pero en fin. 

Allá va. 

He soñado con una orgía protagonizada por los que participantes de las reuniones, todos sin excepción, porque yo mismo, aunque no tomaba parte directa en la función, presenciaba impávido todo el despliegue de dotes amatorias.

No pecaré yo ahora de lo que prohíbo a los demás, no me pondré a dar detalles, pero en esencia, muy en esencia, este es el resumen: Marisa y un señor que apenas se sostenía en pie como tampoco lograba sostener su flácido miembro erecto; Silvia retozaba con un tipo y ambos impedían unirse a un tercero, su amigo y su novio respectivamente, supuse; Julio lloriqueando y con un pene diminuto, corría de un lado a otro, empecinado en darle uso, ya fuese en un agujero o en otro, lo mismo le daba; el colosal atributo viril de Jaime se encargaba de la seguridad del lugar rodeando a los participantes tal que si fuese una valla al mismo tiempo que, cuando consideraba oportuno, se insertaba en alguna de las mujeres, provocándole un dolor que no acertaba a vislumbrar si era rechazado o más bien todo lo contrario; Joaquín yacía con una masa de carne a la que se le adivinaban formas femeninas, pezones o vello púbico, a la que daba la impresión de estar devorando más que amando; Jacobo se dedicaba a mirar desde un rincón el trascurso del desenfreno y no parecía tener mayores pretensiones que hacerse todo un profesional del onanismo; Jordi mudaba de objetivo a cada minuto, y tan pronto le hacía el amor a una chica como se lanzaba a los bajos de los varones, sin saber, yo no logré averiguarlo, con quién gozaba más; Joselu aparecía enfundado en una bandera, sin más ropa que esa, con el pene a punto de estallar y un coro de mujeres de diversas razas de rodillas ante él aguardando una señal para pasar a la acción; Javier estaba junto a una chica, a la que quise identificar como su prima, con la que tenía toda una colección de churumbeles de los cuales unos eran idénticos a él y otros a ella. Cuando aparecía el resto de la familia, descubría que todos eran iguales entre sí, que no había más rasgos que los de Javier y los de su supuesta prima.

Sin conocimientos del universo onírico, tampoco del freudiano, y ya sin energías para ponerme a desgranar el significado de nada, he decidido aparcar todo lo referente a las reuniones hasta el lunes.

Lunes.

No he llamado a Lolo. No he sabido de él desde la última llamada, ni lo he visto ni he vuelto a hablar con él. Nuevamente, no ha dado señales de vida. Por supuesto, mis esperanzas de que fuese a presentarse en el aula eran mínimas, por no decir nulas.

Pese a todo, Lolo se ha personado y ha llegado incluso antes que yo.
—Rita y yo estamos pasando una mala racha y… —ha empezado a decir, nada más saludarnos.
— ¿Qué tiene que ver eso con que no puedas hacerte cargo de esto? —le he interrumpido—. Lo elegiste cuando estabais bien y no sabías lo que iba a pasar, de acuerdo, pero siempre hay que contar con posibles imprevistos. En cualquier caso, no veo relación entre estar pasando una mala racha con tu pareja y dejar de existir, porque podría entender que quisieras pasar más tiempo con ella para arreglar las cosas y demás, hasta podría entender que te desentendieras de esto en algún momento, pero tío, es que no has querido saber nada desde que empezamos. Lo que tú estás haciendo no es pasar un poco más de tiempo con ella, es vivir para ella.
—Que no es eso…
— ¿Entonces qué es? No soy adivino, si tú no me lo dices, tendré que inventármelo yo.
—Nada. Sí es eso, pero es que…
— ¿Es eso o no es eso? ¿Estás mal con Rita o no?
—Que sí, que sí.
—Aclárate.
—Si estoy muy aclarado.
—Pues no se nota.
—No es que me pase todo el día con ella pero sí que estamos juntos más tiempo, hablando y todo eso. Pero no sé…
—No empieces tú también con el no sé. ¿Quieres que la llame y hable con ella?
— ¿Con quién?
—Tío, con Rita, con Rita. ¿Con quién va a ser?
—Ah. No, no, no, no. Déjalo, de verdad, no te molestes, si ya estamos... Ya me ocupo… En serio. No vayas a molestarte que ya bastante tienes con estar haciéndome este favor, de las reuniones y… No la llames, ¿vale? No puedo, ella no… No quiero mezclarla. No sé.
—Está bien, tranquilo. Si tienes razón. Es mejor que no me entrometa.
—Sí. Va a ser mejor. Seguro.
— ¿Te quedas para conocer a los chicos?
—No. No puedo. No sé... Tal vez el miércoles.
—A este paso se van a terminar las reuniones y no habrás estado en ninguna.


SIGUIENTE CAPÍTULO: ANA 




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